Seis obstáculos frente a Tudanca
La carta del director ·
Ciudadanos tendrá que elegir si quiere o no que sus decisiones le sitúen a largo plazo como referente del centro derecha, en cuyo caso no debería armar ningún gobierno socialistaSecciones
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La carta del director ·
Ciudadanos tendrá que elegir si quiere o no que sus decisiones le sitúen a largo plazo como referente del centro derecha, en cuyo caso no debería armar ningún gobierno socialistaLa dirigencia política de la región se ha quedado como atenazada esta semana. Como esa liebre que, en mitad de la noche, aguanta quieta en el centro de la carretera y fija su mirada en los focos del coche que amenaza con atropellarla. Meses y ... meses anticipando un escenario electoral como el que nos dejaron las urnas el pasado domingo y, sin embargo, da la sensación de que nadie tuviese realmente un plan. ¿Qué haremos si pasa esto o esto o esto? Un plan A, un plan B, el C... Tudanca (PSOE), Mañueco (PP) y Francisco Igea (Ciudadanos) salieron en rueda de prensa para decir prácticamente lo mismo. Hay que pactar, no sumamos, queremos gobernar, veremos cómo lo hacemos. Nunca se sabe. Comprendo que no debe ser fácil protagonizar un momento político como este, pero asombra que los actores principales, Tudanca y Mañueco –sobre todo el primero–, no estén construyéndose un perfil público de presidente apareciendo todo el tiempo en cada radio, cada periódico, cada televisión, cada pequeña emisora local, o sea, poniendo de manifiesto los argumentos que harían irrenunciable su propia elección como flamante sustituto de Juan Vicente Herrera. Para que no quede otro remedio a Ciudadanos que optar por aquel que ya en la mente de la gente y la opinión pública actúa y se comporta como un auténtico presidente. Así que la pregunta de esta semana en la región solo ha sido una y tan abierta como hace justo siete días: ¿quién presidirá la Junta de Castilla y León? Solo sabemos una cosa, que decidirá Ciudadanos. La respuesta fácil, lógica, limpia e inmediata es que será Tudanca. Lo decíamos el lunes: Ciudadanos solo tiene que abstenerse para dejar paso a quien ha sacado más votos y escaños. ¿Qué sucede? Que la política es hoy un territorio en el que lo excepcional y lo inesperado se imponen casi como norma. Ahí tienen el ejemplo de Pedro Sánchez.
Por eso se me ocurren seis obstáculos que tendrá que superar el secretario general de los socialistas si quiere convertirse en la primera autoridad del Estado en la comunidad.
Uno. El ideológico y programático. Si Ciudadanos sostiene un gobierno del PSOE, entre o no a formar parte de él, tendrá que lidiar con un socio cuya idea de la sociedad y de España no comparte demasiado. En unos meses habrá que aprobar presupuestos y ahí vendrá el primerísimo y más agrio de los problemas. En ese sentido, Ciudadanos y PP tendrían más puntos en común.
Dos. PSOE y Ciudadanos no solo son excluyentes en clave nacional, con un Sánchez y un Rivera incompatibles, sino que Ciudadanos y PP tienen más experiencia pactando –y más que van a tenerla, gracias a las instituciones madrileñas– que Ciudadanos y PSOE. Hay una especie de inercia que lleva a que se vea como un pacto antinatura cualquier proyecto importante conjunto con el PSOE. Saben además que, si tal alianza cristalizara, tendrían que romperla antes de terminar la legislatura, como le sucedió en Andalucía a Susana Díaz.
Tres. Parecerá baladí, pero el hecho de que en este caso Vox no sea necesario, porque apenas ha obtenido un escaño, facilita mucho las cosas. No es lo mismo unirse al PP con el permiso de Vox que sin él.
Cuatro. Ciudadanos tendrá que elegir si quiere o no que sus decisiones le sitúen a largo plazo como referente del centro derecha, en cuyo caso no debería armar ningún gobierno socialista. La cruz de esta moneda es el riesgo evidente a acabar fagocitado por un PP que, han demostrado los resultados de las municipales, sigue teniendo una estructura de partido potentísima en la región. En términos absolutos y, por descontado, mucho más en relación con la de Ciudadanos. En las autonómicas Mañueco supera en 15 puntos a Igea, pero en las municipales en 25.
Cinco. El PP tiene ya una maquinaria administrativa que lleva funcionando mucho tiempo en Castilla y León. Salvo que su deseo sea una revolución total, o sea, la amputación, Ciudadanos puede intervenir en ella para cambiarla en aquellos aspectos o puntos que considere corregibles o mejorables. Si gobierna el PSOE, toda esta maquinaria habrá que cambiarla de arriba abajo, tarea en la que, en buena lógica, se perderá mucho tiempo y que será bastante más farragosa e incierta para Ciudadanos. Deberían mirar nuevamente a Andalucía.
Seis. El PSOE es un partido federalista. Quiere Tudanca que sus interlocutores adopten su modelo, con una negociación adaptada a las peculiaridades de cada comunidad, pero lo cierto es que ese, el modelo federal, está en las antípodas del de un partido como Ciudadanos, que reniega de las políticas territoriales del PSOE. La oposición de los de Rivera al independentismo es una de las más gruesas de sus líneas rojas y los socialistas, por boca del «no es no» de su candidata navarra, están a punto de traspasarla. Así que la pregunta es: ¿Ciudadanos va a propiciar o consentir un gobierno del PSOE en Castilla y León cuando el Partido Socialista de Navarra (PSN), con la mitad de escaños que Navarra Suma –coalición en la que está integrado Ciudadanos y que representa a PP en la Comunidad Foral– pretende gobernar la comunidad con ayuda de los nacionalistas de Geroa Bai, Podemos, Izquierda Unida y al menos la abstención de Bildu?
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