La sartén por el mango

Los populares se fueron al descanso veraniego con la certeza de que el plan de reforma de la atención primaria rural de Verónica Casado, del que el vaciado de consultorios rurales es el primer paso –que la pandemia no ha podido tapar por más tiempo– tenía que ser parado si el PP no quiere estrellarse en las urnas en estas tierras. Y pasado el puente de la Virgen de agosto asistieron atónitos a la confirmación de los responsables sanitarios de Segovia (dependientes de la consejería que controla la santisima trinidad sanitaria, que va por libre en la Junta y que integran Igea, Casado y el gerente regional del Sacyl, Manuel Mitadiel) de que a partir del 1 de octubre se cerrarán los subcentros de guardia de Aguilafuente, Turégano y Santa María la Real de Nieva y después los de Ayllón, Boceguillas y Bercial. Ahí arrancó de la decisión del presidente Mañueco de anunciar el lunes pasado, en escenario políticamente tan solemne como el pleno de las Cortes, que apoyaría la petición del PSOE de que la Junta retire la reforma que dejará a los pueblos sanitariamente más desamparados. Desde el día 6, con hechos y palabras, el presidente de la Junta no ha dejado de dar sartenazos a su vicepresidente Igea y a su consejera Casado y alguna botella de cava se ha descorchado en las cercanías del despacho de esta, celebrando la contundencia de Mañueco contra ella. Verónica Casado está políticamente chamuscada. Cobra así carta de naturaleza aquella aseveración del secretario regional socialista, que no líder, contra ella: «Podrá ser la mejor médica del mundo, pero acabará siendo la peor consejera de Sanidad». Algo que no parece importar mucho a quienes en Ciudadanos la colocan ya como cartel electoral a la Junta. Teniendo en cuenta que del partido de Inés Arrimadas es posible que no queden ni las raspas después de las próximas elecciones en Castilla y León, si lleva como candidata a esta consejera la catástrofe puede ser épica, por mucho que sea la mejor valorada en los sondeos.

Quienes las conocen aseguran que las encuestas que ha encargado el PP regional le dan a este «muy bien». Pero con eso no basta para presentarse a unas elecciones; la historia autonómica está llena de ejemplos en los que un adelanto electoral le ha salido como un tiro por la culata al que lo convocó.

Pero si se repasan las últimas encuestas no encargadas por el PP, Ciudadanos está ya más que fagocitado por los populares. Además, el adelanto electoral en Castilla y León sería aplaudido –algunos hablan de acuerdo de Mañueco con Génova– por la dirección nacional del PP, ya que le permitiría a Pablo Casado sumar (si saliera todo como dicen sus encuestas) otra victoria frente a Pedro Sánchez. Y si se tiene en cuenta que esta comunidad al presidente socialista le importa lo mismo que Kabwe, provincia central de Zambia, a lo mejor Tudanca en lugar de a su congreso regional tiene que acudir en noviembre unas elecciones y hacer frente en campaña a la imparable subida de la luz, la gasolina y el gasoil, sin reflejos de haber reclamado para estas tierras parte de los 1.700 millones que los independentistas catalanes rechazan para el aeropuerto de El Prat.

Con la sartén por el mango, Mañueco pilla a Igea sin partido y a Tudanca contemplándose en el espejo del triunfalismo. El sartenazo arreado estos días al 'vice' y a Verónica Casado puede ser una caricia ante el que quiere el presidente de la Junta propinarle al secretario, que no líder, del PSOE.