Sánchez el tahúr
La aventura humana ·
No se puede negar la astucia con la que Pedro Sánchez ha salvado el cuello desde los tortuosos días en que fue defenestrado por su partido y comenzó a errar en coche por media EspañaSecciones
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La aventura humana ·
No se puede negar la astucia con la que Pedro Sánchez ha salvado el cuello desde los tortuosos días en que fue defenestrado por su partido y comenzó a errar en coche por media EspañaCon su natural gracejo mordiente, durante un momento de la (primera) Transición, Alfonso Guerra calificó al presidente Suárez como «tahúr del Misisipi, con su chaleco y su reloj». El exvicepresidente del Gobierno con Felipe González siempre lo negó o adujo que el aserto fue sacado ... de contexto. Aunque, la verdad, conociendo la verborrea del personaje pudo ser más que cierto, entre otras razones porque el malogrado abulense tuvo que trazar arriesgadas fintas para llevar a cabo su plan democratizador en aquellos tiempos de inestabilidad institucional. De hecho, prometió a los militares que jamás legalizaría al Partido Comunista de Santiago Carrillo y 'la Pasionaria' y, en un ensalmo, hizo todo lo contrario, contrayendo los esfínteres de todo el país.
Ahora tenemos a otro tahúr en La Moncloa. No se puede negar la astucia con la que Pedro Sánchez ha salvado el cuello desde los tortuosos días en que fue defenestrado por su partido y comenzó a errar en coche por media España, buscando acólitos. Luego el presidente voló hasta California en busca de los consejos del hoy ministro de Universidades, Manuel Castells, una eminencia mundial en su disciplina y su oráculo de la Universidad de Berkeley. Castells le aconsejó que perseverase. Su manual de resistencia ha dado sus frutos y he aquí el resultado de los paseos y confidencias por las playas californianas.
Ya tenemos Gobierno, o tal vez dos, porque no está claro cómo se desenvolverá esta abigarrada y estrafalaria cohabitación y si llegará a buen puerto. La realidad es que Sánchez ha dejado en manos de Unidas Podemos unas carteras de carácter social que, una vez abiertas, uno comprueba que están vacías de presupuesto, aunque llenas de pueril fruición. Pablo Iglesias ya es casta, le guste o no que se le bautice así. Ha pedido a sus bases «no dejéis de criticarnos». La supervivencia de su partido depende de la permanencia en este Ejecutivo adosado. Las cartas reposan sobre la mesa, están marcadas u ocultas entre el ropaje de los jugadores. Veremos quién se lleva la mano. Pero sin hacer trampas, ¿eh?
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