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Salvoconducto

Salvoconducto

A la última ·

Domingo, 29 de noviembre 2020, 00:02

«Nunca salgas de casa sin dinero», me decía mi padre. «Pues dame algo, que estoy tiesa», aprovechaba yo, y le sacaba cien pesetas al tío rumboso. Ahora, mi padre también me diría que no saliera de casa sin un salvoconducto. Qué vida esta: si ... me pongo un sombrero de ala ancha (y le echo mucha imaginación), soy Ingrid Bergman intentando escapar de Casablanca. En el bolsillo, junto con un clip, cuarenta y cinco céntimos y una pieza de plástico pequeñísima que no sé ni lo que es ni para qué sirve, llevo un trozo de papel firmado por una instancia superior que me autoriza a estar por la calle más allá de las once de la noche porque estoy trabajando. Currando, sí, y con nocturnidad y agonía, que a esas horas una ya está boqueando como un pez fuera del agua.

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