La realidad está demostrando que la admirable resistencia que los ucranianos están ofreciendo a la invasión rusa no es tan optimista como la mayor parte quisiéramos. Pero la solidaridad internacional que están recibiendo no debe ser tan minimizada como algunos piensan. La Unión Europea, con ... la deplorable oposición de Hungría –la eterna oveja negra a la hora de unir fuerzas–, está haciendo un esfuerzo elogiable. Lo mismo que los países miembros de uno en uno.

Publicidad

Pero entre tanta contribución, enviando dinero para sostener la situación y armas para abastecer a las defensas, este fin de semana ha surgido una que puede ser crucial para conseguir aislar a Vladímir Putin ante su obstinación en conseguir objetivos militares sin reparar en las listas de víctimas que sus soldados están causando a diario. Quienes conocen bien la situación coinciden en que el aislamiento creciente será clave para que Putin desista.

El conocido y un tanto olvidado Grupo de los Siete, la organización internacional con más poder e influencia entre tantas como existen, acordó por unanimidad cortar su dependencia energética a la Federación Rusa. Algunos ya lo habían hecho con grandes sacrificios para sus habitantes, pero en este caso la medida tiene un ámbito de aplicación que incrementará el aislamiento del Kremlin y generará en la economía un descalabro que enseguida tendrán que sufrir los ciudadanos.

Renunciar a unas importaciones de combustible es complicado para quienes la adoptan, pero también es dura para quienes tienen en ello una parte fundamental de sus ingresos. El grupo, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, se han sumado en bloque a tomar esta decisión drástica. Hay que añadir que además de tratarse de los principales clientes, para entendernos, su influencia política y económica irradia hacia otros muchos Gobiernos.

Publicidad

Se trata, por supuesto, de una demostración de apoyo muy importante para Ucrania en esta crisis, pero también hay que valorar una unidad que casi nunca se consigue en este tipo de organizaciones. Parece que Putin no es una persona que escuche ni a propios ni extraños y quizás lo interprete como un gesto más de los que considera enemigos, la mayor parte del mundo.

Los que estarán ya enterándose son muchos de los millones de personas que a lo largo y ancho del país lo irán percibiendo en su día a día.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad