![Ruralcatolicismo y otras hierbas](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201906/22/media/cortadas/tribuna-kBmB-U80583457443uQG-624x385@El%20Norte.jpg)
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No se preocupen, no voy a hacer ninguna apología de nada. Voy a contar un suceso ocurrido en mi pueblo, manifestando la vigencia, todavía, del «Vuelva usted mañana» que satirizó Larra en el siglo XIX.
Hace unos años, bastantes, el Ayuntamiento de la localidad, en ... un intento de mejorar el aspecto del pueblo, más concretamente la parte trasera de la iglesia, en ese momento desocupado y abandonado viejo cementerio, se le preguntó al cura –pese a ser mayor e ir con sotana, nos encontramos con un sacerdote inteligente, astuto y dialogante– si dicho espacio era propiedad del Arzobispado. Transcurrido un tiempo, y al no recibir respuesta, el primer edil coligió que, no habiendo escritura de propiedad, era de dominio público. Se consultó en el pleno y se acordó publicar un bando que informara al vecindario del proyecto que se tenía pensado realizar en dicho lugar. Al no darse objeción alguna, se procedió a construir una plaza y diferentes locales disponibles para uso de artesanos, denominando a dicho espacio Caravas II. Las obras (empezado el desescombro, espíritus devotos pusieron el grito en el cielo; nada más, no salieron de la tierra) se ejecutaron según el plan diseñado y aprobado por el Consistorio. Terminadas las tareas, diferentes artesanos tomaron posesión de los diferentes locales de trabajo. Transcurrieron los años y se produjeron cambios en el Ayuntamiento; huelga decir que los diferentes gobiernos fueron elegidos por votación, como estipula la ley. Por ahí, todo normal, y ahora llegan los peros.
¿Las Caravas II las han inmatriculado y son en verdad del Arzobispado y por eso realiza obras para su beneficio? ¿Si es así, corren ellos, el clero, con el gasto de los trabajos? En las reformas realizadas en la iglesia (alguien comentó en la taberna que parecía la reforma de una casa particular) echamos en falta la puerta original (en la imagen superior) de entrada al templo, del siglo XIII. La nueva, mal cuidada, solo tiene un claro parecido. ¿Dónde está?, ¿quién la tiene?, ¿se ha vendido? En principio, solo preguntas y por otra parte la carretera que atraviesa el pueblo se halla sin reductores de velocidad en los pasos de peatones. Los coches lo atraviesan a gran velocidad. ¿No tiene dinero el consistorio? Fe, mucha fe.
Parafraseo un libro de Rousseau, 'Ensoñaciones de un paseante montaraz'. En mis paseos, cámara al hombro, pude fotografiar y desenfocar a numerosos inquilinos del campo, junto a sus frondosos hogares eventuales, llámense: hierbas, arbustos, árboles, flores, etcétera. Altos y abundantes los cardos borriqueros de más de dos metros reunidos en familia se alineaban en desmedida por la fresneda. El río, con buen caudal, dificultaba e impedía cambiar de ribera. Las amapolas, en gran cantidad, mostraban con esplendor su color y belleza. Más pequeñas, las margaritas podían dar consuelo a multitud de parejas con dudas de amor. Vegetación silvestre en abundancia e invasiva de caminos poco transitados e incluso los utilizados eran colonizados por arbustos y otras hierbas, muchas picantes. En cuanto a los insectos, echo de menos a la cetonia dorada, coleóptero del escaramujo o rosa silvestre. Suerte para ellas y para mí, pues fueron unas modelos pasivas. Vi pocos escarabajos; a las llamativas mariquitas, huidizas del objetivo, casi ni las saludé. Los chinches de la malva arbórea no faltaron y eché en falta a la palomena. Las mariposas se retrasaron en llegar, hablo de medioluto norteña, ícaro, doncella, vanesa de los cardos, loba y mariposa de la col, entre otras. La chupaleche o cola de golondrina me obsequió, no con mucha abundancia, con buenas poses. Una inédita, y de rápida desaparición, me hizo un guiño, me refiero a la colorida en alas abiertas pavo real. No faltaron las moscas. Viendo disminuida su cantidad, la 'Apis mellisica', la siempre trabajadora abeja. Avispas, muy pocas, de ahí la ausencia, abundante el pasado año, del colorido abejaruco. Rapaces y buitres volaron por el cielo. En pocas palabras, un disminuido plantel de estrellas veraniegas me obsequiaron con su presencia en un amplio muestrario de fotografías. Mas, insisto, menos que años pasados. ¡Ay!, me he picado con las finas puyas del cardo del cura, siempre invasores.
Recuerdo que hace un tiempo, mientras tomábamos un chato una mixta cuadrilla, entre las muchas cosas tratadas en la charla desenfadada, salió el tema de los animales (animal irracional) y, a bote pronto, una de las contertulias manifestó que para ella, este exceso de proteccionismo a los animales domésticos, el querer humanizarlos, «es un claro ejemplo de la decadencia de la cultura contemporánea». Todos la miramos y con ella sonreímos. Tocamos fugazmente la política nacionalista y alguien nos declamó la siguiente parrafada. «Franco se sublevó contra la legalidad de la República, los independentistas catalanes se sublevan desde una república contra la legalidad constitucional. Diferentes caminos hacía el fascismo, hacía la dictadura». Un breve silencio se apoderó de la reunión, rota por las comerciales palabras del camarero. ¿Otra ronda? Respondimos afirmativamente.
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