Runrún

Sin embargo, estoy seguro de que el runrún que zumba en los oídos de padres y madres cuando dejan a sus chiquillos en la puerta del centro escolar no desaparece hasta que les ven entrar de nuevo en casa y comprueban, termómetro en mano, que siguen bien. Por cosas así entiendo perfectamente el deseo de todos esos progenitores que insisten en pedir jornada continuada para cumplir con el cole obligatorio, en lugar de dividirlo en sesiones de mañana y tarde.

Ignoro la logística que Educación o los centros deberían aplicar para que esta petición se cumpla, pero nuestro mundo ha cambiado tantísimo en poco tiempo que habría que buscar soluciones a problemas que, vistos desde fuera, no parecen insalvables. Cualquier cosa con tal de evitar que la angustia de padres y tutores se repita dos veces por cinco días la semana: una, cuando dejan a sus hijos por la mañana, y otra cuando tienen que 'devolverlos' después de comer en casa.