El nombre sin fin
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Los Duques de Huéscar le han puesto a su segunda hija: Sofía Fernanda Dolores Cayetana Teresa Ángela de la Cruz Micaela del Santísimo Sacramento del Perpetuo Socorro de la Santísima Trinidad y de Todos Los SantosSecciones
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A LA ÚLTIMA ·
Los Duques de Huéscar le han puesto a su segunda hija: Sofía Fernanda Dolores Cayetana Teresa Ángela de la Cruz Micaela del Santísimo Sacramento del Perpetuo Socorro de la Santísima Trinidad y de Todos Los SantosDe entre todas las cosas difíciles que hay en el mundo, elegir el nombre de un hijo es una de ellas. Más que el de un negocio, una mascota o un partido político (hay uno en Polonia que se llama PiS). Más, incluso, que el ... de un personaje de ficción, algo fundamental para que la historia sea redonda, según nos contaba el maestro de guionistas Juan Antonio Porto. Será por eso, para no tener que decidir algo tan trascendental, por lo que los Duques de Huéscar se los han puesto todos a su segunda hija: Sofía Fernanda Dolores Cayetana Teresa Ángela de la Cruz Micaela del Santísimo Sacramento del Perpetuo Socorro de la Santísima Trinidad y de Todos Los Santos, se llama la criatura. Ahí va. Total, para que luego le digan Cuca. O Pitu.
Los duques no se toparon con la Iglesia, donde han inscrito a la niña con todos sus aderezos, sino con el Registro Civil, que les ha dicho que nones, que esa pila de nombres no cabe en el carnet a no ser que hagan una edición desplegable tipo póster de la Súper Pop. Ya lo intentaron con su primera hija, a la que querían llamar Rosario Matilde Sofía Cayetana Dolores Teresa, y tampoco. No siempre el que la sigue la consigue.
Nosotros, plebeyísimos perdidos, le pusimos al heredero un nombre simple, de dos sílabas. Nos equivocamos: al enfadarnos con él, la llamada al orden se nos queda a mitad porque nos falta otro nombre para rematar con la contundencia debida. Unos tanto y otros tan poco. Después están los que solo tienen nombre para los suyos, pero no para los demás: son los que han acabado convirtiéndose en un número a causa del terrorismo, las guerras, el hambre, la pobreza o todo junto. En estos tiempos indecentes, los problemas de los pijos son un oasis.
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