Mucha gente para la guerra. Y para las protestas, manifestaciones o concentraciones. Este domingo hubo mucha gente. Gente normal que avanzaba con banderas hacia el lugar de la concentración. Era en Madrid, pero pasó en todas las capitales. Cuando hablaba Ayuso se escuchaba «Pedro Sánchez, ... dictador». Cuando hablaba Feijóo, «Pedro Sánchez, hijo de puta». Pero poco. Lo más repetido fue «No a la amnistía», «Elecciones» y «España no se vende».
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Hubo más «Pedro Sánchez, dimisión» que «Pedro Sánchez, a prisión». Era más habitual «Puigdemont, a prisión». En la Puerta del Sol había un árbol de Navidad a medio construir y, de fondo, una España a medio deconstruir. Pasaba un helicóptero y la gente saludaba como los niños en el anuncio de Tulipán (¡pero si teníamos encima un dron todo el rato!). El efecto de las protestas ya se verá. Quizá haya abuelismo de Plaza de Mayo. Quizá nos dé por caceroladas como nos dio por aplaudir a las ocho. Acaba de empezar.
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