Cuando Ronaldo SL desembarcó en Valladolid, nos, los aficionados ahítos de ilusión, creímos ver en su nombre el acrónimo de Ronaldo Ser de Luz. Un hombre de bien, altruista, movido por un amor a lo blanquivioleta que arraigó en él cuando solo era un crío ... en el modesto barrio de Benito Ribeiro, en Río de Janeiro, y escuchaba los goles del Real Valladolid en un viejo transistor.

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Pero resulta que no. Que Ronaldo SL es una empresa. Por eso tiene un director de gabinete, que es algo que las Personas SA, es decir, Personas Socialmente Anónimas, como usted o como yo, no tienen ni tendrán ni tendremos jamás. Porque no sabríamos qué hacer con él ni de dónde sacar el dinero para pagar su nómina, llegado el caso. Es un cargo desagradable, porque Ronaldo el Ídolo no puede destrozar su imagen, con todo el valor añadido que tiene después de años de exitosa carrera deportiva, regateando unos terrenos o unos milloncejos de dinero público para que la obra del estadio José Zorrilla deje a los nuevos San Mamés, Mestalla o Metropolitano como reformados por Benito Lopera Perrote, el introductor del gotelé en España.

Tampoco puede, Ronaldo el Ídolo, descargar su furia incontenible contra un error arbitral, aunque se produzca con el VAR llevándose las manos a la cabeza, porque eso da muy mal en los medios.

Así que al final su avatar de Twitter es quien firma un hilo ambiguo en el que el aficionado no sabe si encuentra la queja arbitral o el mosqueo urbanístico. Y este hincha despistado duda de si se avecina la resurrección del Arena o el enterramiento del Real Valladolid en un féretro de Segunda. Que es lo que de verdad le preocupa.

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