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La selección española de fútbol jugará la Eurocopa de 2020 después de clasificarse brillantemente como primera de su grupo. Y, por azares de destino, el equipo que dirigirá Luis Enrique, si no hay otra crisis en el banquillo, disputará tres partidos en San Mamés. Volverá ... a 'La Catedral' después de 53 años sin pisar el césped de Bilbao, cuando derrotó por dos a cero a la selección de Turquía, allá por 1967. A pesar de que un bilbaíno (de Baracaldo) como Javier Clemente fue seleccionador durante seis largos años, y otro como Ángel Villar dirigió los destinos de la FEF durante décadas. Pero no hay que llevarse las manos a la cabeza. Este es un detalle más de las anomalías que rodean a una selección a la que una buena parte del país se refiere como 'la Roja' por no pronunciar la palabra prohibida y tabú. Es más que discutible que cuando juegue en San Mamés pueda sentirse como en casa, aunque haya salido el propio Clemente a pedir a la afición que no silben sino que aplaudan. Qué menos.
El Gobierno vasco (de coalición) pide «normalidad». Vamos, que si la gente no saca el «agua de Bilbao» (espumoso) para saludar a los jugadores, al menos que no lo convierta en una manifestación por el «derecho a decidir». Claro que teniendo en cuenta que el lehendakari Iñigo Urkullu en la semifinal de la Eurocopa de 2008 España-Rusia, dijo: «Yo voy con Rusia porque es el equipo que mejor juega»... Pues eso. No se sabe si habrá cambiado de selección. Por entonces, el portavoz de Esquerra Republicana de Cataluña también tenía otra preferencia: «Yo prefiero que la Eurocopa la gane Turquía», dijo. ¡Turquía! Durante el Mundial que ganó España en Sudáfrica un conocido periodista escribió una divertida crónica desde la casa del que hoy es director del Instituto Cervantes. Por lo que contaba, allí se reunieron unos amigos para ver un partido de España en el que la mitad de los presentes iban en contra del equipo nacional. ¿Será que la selección es facha? ¿O franquista? Lo cierto es que esta selección es un milagro. Un milagro que solo se puede dar en el fútbol. Ese juego donde no opera la lógica. Ni la lógica del dinero, ni la política, ni la identitaria. Esta menos que ninguna. Una selección cuyo himno no tiene letra y los jugadores lalalean. No todos, porque algunos hacen una disimulada peineta cuando suena. Otro se corta las mangas de la camiseta porque ahí aparece la rojigualda. Y luego va y gana dos Eurocopas y un Mundial. Un prodigio.
No sabemos cómo reaccionará el cuerpo social nacional en la inminente Eurocopa pero la cosa no pinta muy bien porque con la floración de los localismos, nacionalismos viejos y sobrevenidos, no es el mejor clima para la Roja. Igual los nacionalistas canarios que dice ahora Ana Oramas quieren su propia selección, los del Bloque gallego, la suya, y hasta Revilla la de Cantabria y Teruel también existe. Como decía el canciller Otto Bismarck de España, la selección debe de ser muy fuerte porque llevan años tratando de acabar con ella y no han podido.
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