Hoy seguiremos hablando de cómo se extiende el coronavirus y qué posibilidades reales tenemos de sacarlo de nuestras vidas. Pero, al menos en Valladolid, la suspensión de todas las procesiones hará de este miércoles una jornada peor que las de otros años, porque cofrades, curiosos y turistas se perderán (nos perderemos) cinco desfiles que deberían recorrer algunas de las calles más añejas, silenciosas y entrañables de la capital. A finales de los sesenta, una de ellas estaba formada por el Cristo de la Espiga, que en cuanto acabe la pandemia puede contemplarse en la iglesia de San Pedro, frente a la Casa del Estudiante.
Publicidad
Aunque se ha contado muchas veces, esta imagen de madera tallada hace seis o siete siglos tenía fama de milagrosa y era sacada en rogativa cuando la sequía abrasaba los campos. Sin embargo, lo más curioso de ella es que el pie derecho está desclavado de la cruz, detalle que algunos atribuyen a un hecho sobrenatural, aunque no consta que los ruegos de los fieles atrajeran la lluvia nunca. Por eso, aprovechando que ya no tiene compromisos con ninguna procesión y que su capacidad de hacer milagros sigue intacta, quizá no sea descabellado volver a sacar este Cristo gótico para que nos ayude con la epidemia.
Y es que mientras no llegue el carné de inmunidad que anunció ayer la consejera de Sanidad y, sobre todo, las vacunas algo habrá que hacer. Y con esto no perdemos nada…
Noticia Relacionada
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
La artista argentina Emilia, cabeza de cartel del Música en Grande
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.