Soy un robot, amore
El Espigón de Recoletos ·
Los robots nos chulean, porque los sintéticos o los 'pellejudos', que decían en 'Blade Runner', tomarán conciencia como la tomó la masa popular y el campesinadoSecciones
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Los robots nos chulean, porque los sintéticos o los 'pellejudos', que decían en 'Blade Runner', tomarán conciencia como la tomó la masa popular y el campesinadoEn España, un juez de Las Palmas de Gran Canaria ha declarado improcedente el despido de una contable de Lopesan Hotel Management, que fue sustituida por un bot de gestión tras trece años haciendo cuentas en la empresa. El pasado marzo, tanto ella como ... sus colegas del departamento fueron despedidos y sustituidos por una máquina que trabaja a destajo siete días a la semana. Los artilugios son unos estajanovistas del curro: eso ya lo sabíamos.
Total, que la empresa tiene que readmitir o indemnizar a la señora porque un robot, dice el juez canario, no puede ni debe suplir a un trabajador sin explicación, así como así. Y es que en el ambiente de lo digital solo existe el modo robótico, el humanoide, el autómata, que es la manifestación de la inexpresividad reinante. Atribuir esta sentencia a un fenómeno local es no querer admitir que se nos vienen encima las obras completas de Isaac Asimov y la fabricación en serie de los tipos Sánchez, Casado y Rivera, con sello de garantía europea –aunque se elaboren 'made in China'– y listos para la soflama, el estiramiento de cuello y la mirada de metralleta. Veremos pronto al Ejecutivo adquirir unas cuantas licencias de RPA (Automatización Robótica de Procesos) para la gestión de las carteras ministeriales, mientras los titulares se dan a la buena vida y controlan con un mando a distancia a su sosias mecánico, que se pasa toda la jornada reunido, pactando, haciéndose la foto y diciendo mentiras por ellos. Así la escena queda muy en plan de ciencia ficción, como en 'Westworld' de Michael Crichton, pero sin disparos. Almas de metal en el Hemiciclo para la nueva Edad del hierro de la posdemocracia.
La sentencia isleña pone sobre el tapete la amenaza de la era de los artilugios y el Internet de las cosas: conectada una, conectadas todas, con el consiguiente aumento de la productividad y la reducción de los costes de producción. Los robots nos chulean, porque los sintéticos o los 'pellejudos', que decían en 'Blade Runner', tomarán conciencia como la tomó la masa popular y el campesinado, que se alzó en armas contra el Antiguo Régimen en 1789. A la contable le habían estampillado un despido de buena mañana y la sustituyeron por una robótica maciza, que no es lo mismo que una maciza robótica. Aunque también.
Suenan los clarines del miedo y los magistrados sentencian que los bots que automatizan el trabajo no constituyen una causa justa para un despido objetivo procedente. Pero también tenemos un presidente en funciones al que reprograman y recargan en cada Ejecutiva Federal y ningún tribunal le ha metido mano a eso, a ver por qué ya no hay gobernantes de carne y hueso a los que pinchen y sangren. En la era del metesaca robótico cualquier día se levanta uno por la mañana y en vez de la piel y la raza se encuentra en la cama un escote de chapa asomando por el camisón. Por eso te notaba tan distante y ausente, amore.
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