Seguidores de Trump celebran la victoria este domingo en Beverly Hills (California). Reuters
Opinión

Occidente se desmorona

La aventura humana ·

Existe en EE UU un amplio sector pueril de la población que no aplica el sentido común cuando vota, ni en nada

Roberto Carbajal

Valladolid

Martes, 12 de noviembre 2024, 07:14

Que Donald Trump ganara las elecciones era cosa hecha. Su aplastante victoria sobre Kamala Harris no fue producto solo de sus vómitos; el tipo se ... dedicó a dejar germinar lo vertido hasta el día D: el suelo electoral del reo fertilizaba para auparle hacia el poder absoluto. Existe en EE UU un amplio sector pueril de la población que no aplica el sentido común cuando vota, ni en nada. Leí hace tiempo un artículo de Paul Krugman en 'The New York Times' en el que analizaba el resultado de una encuesta sobre la satisfacción de la gente con la economía. El Nobel se preguntaba cómo era posible que una abrumadora mayoría de los cuestionados dijeran que las cosas iban mal, aunque a ellos y su entorno les fuera de madre. Krugman concluía que vertían una percepción, no la realidad. Estas elecciones vienen a darle la razón: la gente vota en función de lo que flota en el ambiente, aun siendo un espejismo. Esos pobres diablos que abrazaron el MAGA padecerán cómo se las gasta el ramillete de lunáticos que aterrizará en la Casa Blanca. Y lo siento por los republicanos decentes que lo combatieron.

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En la Unión Europea la placidez va a desmoronarse; y no solo por el hecho de que Trump pasará de nosotros en todo. Alemania es un desastre; Francia, contra las cuerdas; la ultraderecha, en auge, y en peor estado se encuentra el lánguido proyecto europeo, que debe vigorizarse ya. Cuando Trump aplique sus aranceles, el sector clave del automóvil será un polvorín laboral que cebará otros. Y ahí pesca el fascismo de toda la vida, que se frota las manos.

En Valencia un jefe tribal y frívolo se comía con los ojos a una presentadora buenorra y tal, mientras sus súbditos se ahogaban. Luego aterrizaron allí los 'ikerbulócratas' y las 'influencers' ricas, que hacían como que barrían fango, maquilladas y ataviadas de marcas. Como la gente está enredada, piensa poco.

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