Una lavadora estúpida

Sufridor como pocos, que yo haya conocido, de la misma tienda salió cargado con un microondas del mismo país. Un aparato con buena pinta, multifunción y tal. El día que lo probó, descubrió que también este aparato tenía ganas de cháchara. Cuando termina de calentar la sopa, emite unos pitidos concatenados para informarte. El tipo lo oyó, pero estaba haciendo otra cosa y acudiría después a retirar la comida. La máquina se cabreó y al rato volvió a la carga con la sinfonía. Así hasta tres veces.

Cayó de nuevo en la trampa y se llevó a casa una tele inteligente. Cuando la enciende, no aparece ningún canal; tiene que seleccionar no sé qué icono a diario. Tampoco está muy satisfecho con la disposición de las baldas del frigorífico, también surcoreano. Le he propuesto que arroje todo desde el balcón para disfrutar a lo grande. Lo pensó, pero teme que su esposa haga lo mismo con él. Le advierto de que en agosto la gente se calienta bastante, y llegan los crímenes. Así que solo fantasea con la idea.