Los indios nos invaden

Además, la población latina se reproduce peligrosamente como los hongos en otoño, y esto preocupa a los que abogan por una España blanca y gualda. En realidad, no solo alumbran pequeños indios, sino que son cepas que más tarde cuidarán de la ingente cantidad de ancianos españoles. No hay más que darse una vuelta por la calle y difícilmente regresas a casa sin haberte topado con tres mayores en silla de ruedas gobernadas por mujeres panchitas, como las llama con un desdén vergonzante cierto sector de la población. Claro que es la misma chusma que luego las explotará para que hagan lo propio con sus viejos. Menudo cacao mental padecen los de los correajes.

Los panchitos de los cojones son los que te traen el paquete de Amazon, quienes te ponen el café, quienes limpian el culo a tus padres, o te sirven la comida en el restaurante y les exiges más que a los blancos, o que frecuentan los mismos espacios públicos que tú, o los que te fríen a llamadas telefónicas como los españoles. Conforman esa gente 'rara' que te encuentras con sus niños en el parque al que van los tuyos, y que anhelan también para ellos alcanzar la misma dignidad vital que tú para los propios. Y como estamos en Navidad, les las una propina extra, por lo bien que se portan contigo y con Dios.