La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam. EP

La risa

COLA DE LEÓN ·

Hay temas de los que, si se es responsable de la situación generada, no se puede hacer chanza pública. La violación debería ser uno de ellos

Entre temporales y protocolos ha pasado esta semana casi desapercibido el drama de una zamorana que ve cómo su exmarido sale de prisión antes de lo que le correspondía. Cumplía condena por violarla y cuando vio que iba a salir le mandó recado a través ... de otro preso: «Nada más salir, le sierro el cuello». Ella ha tenido que esconderse. Es solo una más de las injustas situaciones generadas por una ley que, si en origen pretendía proteger a las mujeres, lo que ha conseguido en la práctica es dejarnos más indefensas e inseguras. Pero, claro, es solo un caso, no son miles, ¿no?, aunque todo pueda acabar como el gotero que deja caer gotas en un vaso de agua.

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Que una sola mujer tenga que esconderse por miedo a su agresor excarcelado antes de tiempo ya es un fracaso. Solo una. Y no, nunca puede ser un «chiste irónico experto para las locas del Ministerio de Igualdad», señora secretaria de Estado. Porque si hiriente es ver cómo se beneficia al malo, aberrante es comprobar cómo quien es responsable de ello, encima se ríe y frivoliza.

La risa es liberadora, aumenta las endorfinas y relaja tensiones, pero también debe tener límites. Hay temas de los que, si se es responsable de la situación generada, no se puede hacer chanza pública. La violación debería ser uno de ellos.

No había que ser muy listo para prever el miedo de las víctimas con sus agresores en la calle; tampoco para sospechar que en algunos casos volverían las amenazas; también el terror, si es que alguna vez se fue. Y todo antes de tiempo. No es ninguna broma. De las hienas dicen que se ríen cuando se sienten amenazadas o ven peligrar su comida. A ver si esas risas eran por eso.

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