Decía Mark Twain que la verdad es más extraña que la ficción; no deja de sorprendernos la incapacidad de previsión y anticipación de los responsables públicos ante desastres de todo tipo. La pandemia lo puso de manifiesto; ahora las terribles inundaciones en Valencia y otros ... lugares confirman que todo es susceptible de empeorar. El ejemplo de solidaridad de la gente y su sentido común permite albergar esperanzas, pero si fuera por los gobiernos perderíamos toda confianza en el sistema.
Aun consternados por la DANA, esperamos los resultados electorales en Estados Unidos, pendientes de los «estados bisagra» (lugares como Nevada, Pensilvania, Michigan o Georgia). Aunque el voto anticipado puede equilibrar la balanza, hasta ayer los sondeos no pronosticaban los mejores resultados para Kamala Harris, con estimaciones por momentos más bajas que las de Biden o Hillary Clinton.
Claro que las encuestas pueden equivocarse, al igual que las apuestas se contaminan con la inversión de millonarios que destinan fortunas a apoyar a sus candidatos, pero las probabilidades de un triunfo de Trump son mucho más altas de lo que la mayoría de los españoles y europeos creen, desconociendo los detalles sobre el reparto de electores y la realidad sociológica estadounidense.
¿Por qué tantos hombres latinos de Arizona se decantan por el republicano, que detesta a los inmigrantes? ¿Qué circunstancias rebajan el respaldo de la demócrata en los estados obreros industriales? ¿Cómo puede ser que los jóvenes no participen masivamente para frenar el mensaje radical de Trump? ¿Son las leyes restrictivas del aborto una palanca de movilización del voto femenino tan efectiva como se pensaba?
Si miramos en las bolas de cristal del pasado, los patrones predictivos apuntan hacia un cambio de gobierno. La inflación ha sido siempre un factor negativo para quien está en el poder, y el pueblo americano siente que vive peor que antes (esto puede ser decisivo en Pensilvania). El indicador clásico electoral – Ohio – es cada vez más republicano. Y Trump, Trump, Trump, ha superado cada embate judicial, cada debate, cada acusación, como si fuera invulnerable.
También ha salido ileso de intentos de asesinato, nada menos. Así pues, si logra la victoria en Arizona, o en Nevada, o en Georgia – gracias a las limitaciones para el ejercicio del derecho al voto – estará corroborando la tendencia, nada menos. El susto que se llevarán muchas personas en España será mayúsculo, pero nadie podrá decir que no se veía venir.
Y esto no es impensable, ni el peor escenario. Es el susto, porque una vez le dejaron presentarse a las elecciones, ya asumen que puede ser otra vez presidente. La muerte puede ocurrir si se queda en las puertas, muy cerca de lograrlo, pero sin alcanzar el objetivo. Entonces sus partidarios impugnarán la elección, puede que algunos recurran a la violencia y se activarán todo tipo de muestras de malas artes para hacerse con el poder. Lo más peligroso no es que Trump vuelva a la Casa Blanca; lo terrible sería que lo lograra recurriendo a trucos mortales.
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