Reunión en el abismo
La Platería en llamas ·
«La mesa para un diálogo respetuoso con todos los miembros convocados debe transmitir cierta voluntad equitativa, a pesar de la distancia entre ellos, aunque sea impostada»La Platería en llamas ·
«La mesa para un diálogo respetuoso con todos los miembros convocados debe transmitir cierta voluntad equitativa, a pesar de la distancia entre ellos, aunque sea impostada»No digo yo que sustituyeran la sobria formalidad prevista en una reunión con tanta enjundia por el cultivo placentero de la conversación distendida alrededor de una pequeña mesita de Gio Ponti, una de esas obras de arte y diseño capaces de contagiar gran parte de ... la amabilidad, la sofisticación y el encanto que debió de respirarse en el ambiente de su concepción. Ni siquiera hubiera estado acertada para reunir al Consejo del Diálogo Social una de esas asistencias mobiliarias modernas y funcionales que se venden en Ikea.
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Como la 'Gladon', la única mesa redonda con ínfulas de bandeja capaz de llamar discretamente torpe con las bebidas a todo interlocutor que pueda verse congregado a su alrededor; o decantarse por una tan complicada, a pesar de su funcionalidad, como la 'Norden', que hubiese podido plegarse en un instante para ayudar al disimulo de semejante fracaso y sugerir al respetable ciudadano que jamás hubo tal cumbre de fuerzas vivas.
Tampoco les rondaría la luminaria del acierto con la tentación de haber hecho uso del modelo 'Sandverg' y sus patas demasiado estrechas para soportar el peso de una conversación como la que nos atañe. Es más: dado el hosco y desagradable ambiente propiciado durante el momento institucional en el que tuvo lugar la liquidación de la paz social, ni siquiera hubiese sido apropiada una 'Lisabo', ligeramente despatarrada y retro; un peligro estético entre sindicalistas que en semejante atmósfera acaso sufrieran una desagradable regresión al blanco, al negro e incluso a todos y cada uno de los grises posibles.
Pero, descartado el catálogo de la firma nórdica para hacer uso de sus productos mobiliarios en reuniones de este jaez, tampoco hubiera sido partidario de actuar a la brava y sin planificación hasta el extremo de tener que utilizar cualquier mesa de despacho. No son los representantes de la productividad elementos que se puedan someter protocolariamente, sin sufrir las consecuencias, a una escenografía tan humillante —aunque ganas e intención hubiera—; una de esas disposiciones presidencialistas, en abanico, al frente de un mamotreto georgiano de ébano lacado, de una fortaleza para los acomplejados y adictos a la disposición en U, donde solo el convocante manejaría cajones y haría uso confidencial del escritorio.
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Claro que no. La mesa para una reunión delicada y respetuosa con todos los miembros convocados debe transmitir cierta voluntad equitativa, a pesar de la distancia entre ellos, aunque sea impostada. Por ese motivo, acaso hubiera sido lúcida y plausible la redondez artúrica. El recurso de una soberbia mesa 'Regency', por ejemplo, sin pies y sin cabeza para que los pares congregados sintieran que sus palabras habrían de pesar por igual; una de esas magníficas mesas con una sola pata, central y poderosa, garante de que ni uno solo de los congregados habrá de bregar con una marginal, indeseada y humillante entre la piernas.
Y si la 'Regency' es demasiado clásica y demodé, pues una 'Tulip', cuyo soporte central recuerde la trompa exterior que formaría un agujero de gusano en este fascinante espacio tiempo que nos ha tocado vivir y que, no obstante, bien pudiera transportarnos a otro más amable y respetuoso con las palabras dichas, con los detalles convenidos, con los compromisos pactados; con esa paz social, tan frágil, costosa y quebradiza que se ha hecho añicos entre el descuido incapaz de mantenerla intacta y la falta de respeto que supone, además, jugar con ella. Esto es lo que ocurre cuando se deja trajinar con cosas delicadas a inconscientes y en lugar de buscar alguna mesa apropiada para celebrar reuniones decisivas se recurre al grotesco y demencial catálogo de los abismos.
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