Llevan armas de fuego, bates de béisbol y equipos de protección. Son supremacistas, machistas y violentos. Son los Proud Boys. En el último debate presidencial, Trump se negó a condenarlos. En vez de eso, les mandó un críptico mensaje: «Retrocede y espera». Los Proud Boys ... lo han tomado como una llamada a la acción. Estos chicos orgullosos defienden el mínimo gobierno, la máxima libertad, el derecho a portar armas, las fronteras cerradas; odian a los musulmanes y a los judíos, dicen que los negros tienen el menor cociente intelectual y que las mujeres son tontas (aunque lo matizan: valen para amas de casa pero «no destacan en otras cosas como la escritura»). Su principal objetivo es defender Occidente, a los pobres blancos amenazados. «El único requisito es que seas un tío, nacido tío, y que aceptes que Occidente es lo mejor». Un grupo secreto solo formado por hombres que «beben, pelean y leen en voz alta extractos de 'La Muerte en Occidente'». Unos intelectuales, vamos. Cualquier día se matan entre ellos porque unos defienden la 'Crítica de la Razón Pura' y los otros la 'Crítica de la Razón Práctica'. La prueba definitiva de que son unos peligrosos tarados es el ritual que siguen para entrar en la secta: tienen que hacerse un tatuaje del grupo, participar en una gran pelea por la causa, rechazar la masturbación y dejarse dar una paliza mientras recitan al menos cinco marcas de cereales. A esta pandilla de matones fascistas jalea Trump. Y por estos lares, algunos más. No estaría mal recordar a los primeros paramilitares de Hitler. 'El cuento de la criada' is coming.
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