Pedro Sánchez presenta el llamado Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Español, el pasado octubre. El Norte

'Resiliencia'

Rincón por rincón ·

«El momento y la situación actual invitaban a recurrir a un vocablo de esos que agitan las neuronas y provocan de mano un mínimo desconcierto»

J. Calvo

León

Domingo, 24 de enero 2021

Resiliencia. Del ingl. resilience, y este der. del lat. resiliens, -entis, part. pres. act. de resilīre 'saltar hacia atrás, rebotar', 'replegarse'.

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1. f. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.

2. f. Capacidad de ... un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido».

Es la palabra de moda desde hace semanas porque 'resiliencia', como tal, pululaba por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) en el vagón de cola a la espera de que fuera recuperada de ese cajón del olvido para brillar bajo los focos.

No es broma. En León, por ejemplo, los buses del transporte urbano lucen la palabra 'resiliencia' de extremo a extremo, al máximo cuerpo posible, y la pasean por toda la ciudad para gozo de los transeúntes. En la línea '13', por ejemplo, la palabra le golpea la cabeza para saludar al viajero nada más entrar y le saluda al despedirse después de abrirle la puerta.

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'Resiliencia', aquí y así, forma parte de una campaña de la Universidad de León que, hábilmente, ha encontrado en el conjunto de estas once letras un punto de apoyo excepcional para fomentar su imagen y dejar ver su filosofía. «Non est usque ad optionem», en un latín de andar por casa.

Es cierto que quien decidió llevar el vocablo a la primera línea del protagonismo popular podría haber optado por un perfil más bajo, aunque entonces su mensaje no habría adquirido todo el señorío deseado. Ni todo el señorío, ni todo el protagonismo, que era de largo el objetivo perseguido.

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«Ante la adversidad, nunca te rindas», también podría haber servido para dar forma al mensaje. Pero eso sería, quizá, para el común de los mortales. El momento y la situación actual invitaban a recurrir a un vocablo de esos que agitan las neuronas y provocan de mano un mínimo desconcierto: «Tengamos resiliencia», se dijo, y todos abrieron los ojos como si algo excepcional estuviera a un paso de suceder.

Si llegado este punto fuera el nombre de un jarabe lo precisaríamos en dosis descomunales, si resultara ser una marca deportiva invitaría a no detenerse nunca y si cayera del cielo a la misma hora del ángelus sería un mensaje divino en medio de la plaga final.

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'Resiliencia' invita a hacer lo mismo que se ha hecho siempre, pero con más estilo, con traje y corbata o negro vestido de noche.

En tierras leonesas, por ejemplo, cualquier sinónimo sería aplicable sin complejos. 'Resistencia, fortaleza, invulnerabilidad, estoicismo, adaptación, superación, sobrevivir, sobreponerse o recuperarse' es la medicina que en reguladas dosis se toman los cazurros desde hace décadas. Hay quien opta por la resignación cristiana, es cierto, pero una notable mayoría de los leoneses sobrevive a base de ilusión imposible en medio de la desdicha.

Cómo mantener sino el buen tono cuando la pandemia sigue azotando sin descanso, cómo no rendirse cuando esta provincia continúa siendo la que más población pierde de toda la comunidad a una estratosférica distancia del resto de aquellas que la componen y cómo seguir remando pese a mensajes tan llenos de optimismo como el último que ha mandado la 'Mesa por León': 'las buenas noticias para León tardarán, al menos, una década en llegar' (si fuera una película la frase merecería al menos tres '¡hurra!' bien enarbolados).

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Tan grueso es el panorama que solo quedan dos opciones: la primera, abandonar la misión por imposible; la segunda, 'resiliencia'. Optemos por esta última. Es más de lo mismo, pero ahora realmente suena mucho mejor.

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