Réquiem por la dignidad

Después de que hayan traicionado a su gente apoyando medidas que van a desmontar el Estado aquí mientras los que delinquen prosperan en su camino fascista, asfaltado por este PSOE podrido. A ver cómo se atreven a pedirnos que no vayamos a la delegación del Gobierno a tirarles adoquines, si están legitimándolo como vía política. Si tuvieran vergüenza, pedirían perdón y se irían –sin calor de nadie y sin consuelo– del corazón a sus asuntos. Abandonen toda esperanza.

Mientras algún socialista no sabía dónde meterse, la parte iletrada se aplaudía a sí misma con una excitación enfermiza que no era sino homenaje a esa atracción que el PSOE tiene por suicidarse llevándose al país por delante. Esa manera de aplaudir me recordó a lo de Irak. Luego resultó que nadie estaba de acuerdo, como dirán mañana los que ahora callan como callan los peores cuando la vida les da la oportunidad de ser los mejores. Les adelanto que la culpa no se va, pero para eso hay que tener dignidad, no ser tan cobarde como este Fernando VII con viruelas que grita 'vivan las caenas' para volar los cimientos de nuestra democracia y llevarnos en su conga al populismo, al comunismo, al nacionalismo y al tercermundismo de su desdicha intelectual. En España, cuando podemos levantar cabeza, suele venir un traidor.

El PSOE que conocimos ha muerto. Queda una indignidad denunciada por González, Guerra, Leguina, Redondo, Molina..., y que los demócratas debemos denunciar si este chulo de bolera acaba siendo investido. Sánchez es un Caballo de Troya de Podemos y Podemos lo es del fracaso. Ha repetido estos días que el Poder Judicial es un obstáculo para una solución política, haciendo suyo el Cantajuegos podemita y su pocilga ideológica. «Yo no quería, me obligasteis», repite como repiten los maltratadores. No entiende que nadie tiene que darte nada para actuar con honor y dignidad. «Hay que abandonar la vía judicial», dice el felón. «Nuestros hijos e hijas lo merecen». No. Lo que merecen es que el gobierno no las traicione. Usted no es ejemplo para nadie, pero menos para nuestras hijas. Deben aprender desde pequeñas a alejarse de hombres así.