Regularizaciones
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«Ibai Llanos entrevista al defraudador Messi y le convierte en héroe. Pero el capitán general emérito no tiene quien le escriba»Mientras Polonia se piensa si ser Polonia es compatible con ser Europa, Alemania se prepara para una nueva gran coalición que la mantenga firme en medio de la deriva de los mundos. Será de centro izquierda o de centro derecha. Pero será. Y además tendrá ... tintes verdes. En medio de este magma, y con los volcanes todavía en erupción, España sigue sin saber muy bien dónde tiene la cabeza. Al menos si por cabeza entendemos las altas instituciones del Estado. El triste caso del rey emérito sigue sin resolverse, opacando cada día un poco más el famoso Estado de la Transparencia.
Por su facundia conocíamos a la actual ministra de Hacienda, que ejerció durante demasiado tiempo el cargo de portavoz de un Gobierno que se sigue pareciendo más a la granja de Orwell que a otra cosa. Las enrevesadas palabras de entonces, ahora se han tornado auténticos jeroglíficos verbales. Marañas de palabras que nos impiden acceder al claro del bosque. Don Juan Carlos ha hablado de su exilio por boca de los franceses, y las nuevas erupciones de los volcanes de los paraísos fiscales han vuelto a traer al primer plano de la actualidad un problema que cada día cobra más tintes de vodevil: ¿Cuándo y de qué manera podrá volver el rey emérito a España?
Ni el ejecutivo, ni el ejecutivo del ejecutivo, que es el brazo secular de Hacienda, dicen nada concreto al respecto. ¿Se le impondría o no se le impondría al padre del Rey pena mayor si regresa? El judicial, como en tantas cosas, intenta en lo que puede ser independiente. Pero no le dejan. Le dicen que al final todo depende de lo que digan los tribunales. De su sacrosanta aplicación de la ley. Pero es mentira. La verdad es que todo es un juego político. Juego opaco y oscuro, por no decir sórdido. Pasan los días, las semanas, los meses, los años… y nadie es capaz de decir si la regularización es regularizable o no es regularizable. ¿Quién pretenden que se crea eso de que Hacienda somos todos, si son incapaces de dar solución pública al despropósito?
Yo imagino que, dentro del Gobierno de coalición, ni Podemos, con su dermatitis monárquica, ni el Partido Socialista, con su moral de circunstancias, están interesados de verdad en dar solución a este caso, que nos convierte en comidilla mundial. Pero tampoco veo por la parte contratante de la segunda parte la más mínima convicción al defender una cosa o la contraria. Mis principios son estos, y si no le gustan, no se preocupe que tengo otros. Ibai Llanos entrevista al defraudador Messi y le convierte en héroe. Pero el capitán general emérito no tiene quien le escriba. Las comparaciones se hacen odiosas, grotescas, esperpénticas, surrealistas.
Construimos el futuro sobre las altas torres de la historia. No las acabamos de derribar, pero tampoco las consolidamos. Nos resulta imposible definir nuestro estado moderno porque tenemos demasiados prejuicios sobre nosotros mismos. Y terminamos colocando a la normalidad democrática en el mismo lugar que a la normalidad post pandémica. Es decir, en el limbo y el cachondeo. ¿Puede imaginar alguien otro país en el mundo con este ruido de reyes, de regularizaciones, de deudas contables e incontables como el de España? Difícil. En el palo mayor de este gallinero, la voz de la ministra de Hacienda, tan demagógica, tan hermenéutica, tan maleable, suena como un zumbido de abejas que no hace otra cosa que aportar más ruido, más confusión, más desconsuelo.
A mí, con lo del emérito y sus regularizaciones, me pasa como con lo del Piyayo, el protagonista del ese poema de José Carlos de Luna que marcó tantas infancias. Que me da pena y me causa un respeto imponente. Por el investigado y por los demás. Por la imagen patética de España, mayormente.
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