El regreso del pasado

A las pocas horas de la caída del famoso número 10, recibí un mensaje de Twitter, haciéndonos creer que estaba escrito por Donald Trump. «Muy triste, lo de Maradona», dijo, «ella era una gran cantante. Recuerdo escuchar su música en los 80. Descanse en paz». Quizás no debamos bromear, para no ofender a los de la república sudamericana. Por el resto de sus vidas, van a recordar que estaban haciendo en el momento que oyeron la noticia de que su héroe, de precoz talento, había caído. Igual que, en España, todos se recuerdan oyendo las palabras «Franco ha muerto», o los ingleses, aquella vez que llegaron noticias sobre un accidente de tráfico, en Paris, en 1997.

A lo mejor sorprende, pero yo también recuerdo el 20 de noviembre de 1975. Era jueves y estaba con unos amigos tomando algo en un bar en Del Mar, Sur de California. Entré en conversación con un hombre que llevaba una bufanda que yo, un inglés joven e inocente, pensé que era una bandera británica para daltónicos. Me explicó que era la ikurriña y la estaba llevando para celebrar la fecha. No entendí nada, pero noté que él estaba bastante alegre, posiblemente por el afecto del whisky irlandés que estaba tomando.

Mas comprensible, todavía tengo muy presente cuando oí en la radio que Diana y su novio Dodi habían muerto cuando su coche impactó con una columna de hormigón. Era un domingo, a las 6 de la mañana y estaba planchando una camisa en un hotel en Llangollen, un pueblo en el Norte del País de Gales. «¡Joder!», exclamé. Lo recuerdo perfectamente porque lo dije en castellano, en vez de mi lengua materna. Creo que nunca había dicho algo en español con tanta naturalidad.

Actualmente, Diana Spencer ha vuelto a las páginas de la prensa británica, gracias a la serie de Netflix, 'The Crown'. Según «una fuente cercana al palacio», a la familia real no le gusta verla. Seguro que tampoco les gusta ver el gol que Maradona marcó con la mano, el que eliminó a Inglaterra de los Mundiales de México, de 1986. Pobre familia Windsor. El pasado ha regresado para incordiarles.