Reforma creíble de las pensiones

La sostenibilidad de las pensiones se antoja difícil de alcanzar sin medidas impopulares, que serán más drásticas cuanto más se retrase su aplicación. Algunas de ellas habrán de figurar en la reforma que el Gobierno se comprometió a presentar a la UE este año y que negocia a contrarreloj con los agentes sociales. El ministro José Luis Escrivá ha planteado subir un 30% por encima de la inflación las cotizaciones máximas en treinta años; una iniciativa que llevaría aparejados incrementos similares de las prestaciones más altas, lo que elevaría el gasto a largo plazo, pero permitiría recaudar más a corto.

Pese a su negativa incidencia sobre el empleo, alguna actuación de esta índole es inevitable. Más dudoso resulta que vaya a ser suficiente para compensar el abultado déficit estructural del sistema, que se disparará cuando se jubile la generación del 'baby boom'. La Seguridad Social cree viable conjugar el aumento del gasto previsto sin tocar la edad de retiro ni el periodo de cálculo de las nuevas prestaciones. El Banco de España y la Autoridad Fiscal lo cuestionan. El plan que el Ejecutivo presente a Bruselas debe ser creíble pese a la tentación de aparcar ajustes por razones electorales.