![Reduflación: menos no es más](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202301/17/media/cortadas/1451436003-kAIH-U190286372150Ry-1248x770@El%20Norte.jpg)
Reduflación: menos no es más
DADOS RODANDO ·
«Es una forma de que todos nos engañemos pensando que nuestro presupuesto destinado a compra de bienes y servicios es el mismo de antes, aunque ahora nos llevemos a casa menos de casi todo»Secciones
Servicios
Destacamos
DADOS RODANDO ·
«Es una forma de que todos nos engañemos pensando que nuestro presupuesto destinado a compra de bienes y servicios es el mismo de antes, aunque ahora nos llevemos a casa menos de casi todo»De un tiempo a esta parte, todos venimos observando cómo algunos productos que hemos comprado a lo largo de los años se presentan en envases notoriamente más pequeños con respecto a los que se dispensaban habitualmente. En algunos casos se trata de un cambio casi ... imperceptible y en otros es algo que realmente llama la atención: menos galletas en un paquete, menos patatas fritas por bolsa, menor peso del habitual en un envase de embutidos… Es la llamada reduflación, una modalidad adoptada por algunos fabricantes para no tener que subir el precio de sus ofertas a consecuencia de la inflación galopante que sufrimos. En el fondo es igual, ya que abonas el mismo precio por menor cantidad de producto, con lo cual este se encarece en la misma proporción que la merma decretada por las empresas del sector. Aquí no sirve acudir a la vieja frase de «menos es más», acuñada por el arquitecto alemán Ludwing Mies van del Rohe, porque, en este caso, «menos es menos», cobrado, eso sí, como si los envases no hubieran sufrido modificación alguna.
El asunto trasciende el mero ámbito del supermercado y llega también a algunos restaurantes, que han disminuido la cantidad de sus raciones, a champús y geles de baño con menos líquido y hasta productos de ferretería con menos material incluido en cada paquete. Es una forma de que todos nos engañemos pensando en que nuestro presupuesto destinado a compra de bienes y servicios es el mismo de antes, aunque ahora nos llevemos a casa menos de casi todo.
Otra tentación en tiempos de incrementos exorbitados de costes, es la de reducir la calidad del género para no tener que subir los precios a los consumidores. En este caso hay que prestar mucha atención a las etiquetas, que no nos engañan pero pueden inducir a error. Quizá pensemos que estamos comprando un helado cuando en la caja lo que pone es «postre congelado». No es lo mismo, evidentemente, ni requiere los mismos ingredientes, pero nos estaremos llevando una opción de manifiesta menor calidad. Tampoco es igual el chocolate que leer en la etiqueta «con sabor a chocolate», ni jamón cocido que jamón cocido extra, todo depende de la cantidad de carne incluida y de los ingredientes añadidos como almidón, agua, gelatina y aditivos. Ojo, por tanto, a los supuestos chollos y mucha atención al etiquetado para saber realmente lo que estamos comprando. No se trata de nada irregular, sino de ser consumidores atentos para adquirir, justamente, aquello que deseamos, sin equívocos ni interpretaciones erróneas.
En este panorama, vuelven a resurgir con fuerza las marcas blancas, productos en muchos casos de excelente calidad fabricados por empresas muy fiables que basan la reducción del precio en la ausencia de gastos de publicidad y 'marketing', así como en el hecho de poder vender a niveles sensiblemente más bajos a consecuencia del alto volumen que les solicitan los súper. Es lo que los especialistas denominan economía de escala.
La subida en el coste de la cesta de la compra es imparable y apenas se ha visto mitigada por la reducción del IVA en algunos productos de primera necesidad. Acudir a comprar básicos de alimentación es una aventura cuyo coste pagamos sorprendidos en la caja, hasta el punto de repasar lo que nos llevamos por si, inadvertidamente, hubiéramos cogido una lata de caviar o una botella de buen champán. Y no. Solo llevamos lo de siempre, quizá con menos contenido o con una calidad inferior, pero el esfuerzo económico es notable y a veces, para mucha gente, lamentablemente insoportable.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.