¿Qué ha legado material y espiritualmente Mahâtma Gandhi? Él dejó escrito en su testamento que no creía en la propiedad y, en consecuencia, hizo entrega sucesivamente de todas sus posesiones. En estos quince últimos años hemos asistido a un constante anuncio de las casas de subastas donde se ponían la venta sus objetos personales, esto es, unas gafas, un cuenco, un plato (thali), su reloj, varios conjuntos de sandalias, algunas fotos, diversas cartas. De las cartas subastadas destacan las dirigidas a su hijo mayor, Hariral, con graves acusaciones sobre la conducta de este, o la correspondencia que mantuvo con el arquitecto judío de origen alemán Hermann Kallenbach, en unos términos con cierta carga homoerótica que ha dado lugar a interpretaciones polémicas, o aquella carta que reconoce a Jesús de Nazaret como uno del los grandes maestros de la humanidad y en la que sostiene el respeto hacia todas religiones; visión que mantuvo frente a la ortodoxia hindú, que le generó serias dificultades de entendimiento con algunos miembros de castas superiores. Esta opinión es confirmada por el relato que el periodista norteamericano Louis Fischer recogió en su biografía sobre Gandhi, al que pudo entrevistar y con quien convivió en 1942: el único adorno que había sobre las paredes de barro de su pequeña cabaña era una estampa en blanco y negro de Jesús con el lema 'Él es nuestra paz'. Motivado por la curiosidad sobre esta imagen, preguntó a Gandhi sobre su significado, dado que no era cristiano, y este respondió: «Soy cristiano, hindú, musulmán y judío».
Es cierto que la figura de Gandhi se ha convertido en leyenda, en material de libros, en sujeto de conferencias y discursos, en imagen de monumentos, en nombre de calles, bibliotecas, librerías, centros culturales, presente en campañas publicitarias de cualquier cosa, desde computadoras Apple a plumas Mont Blanc. Cuando 'Gandhi', de Richard Attenborough, arrasó en los Oscar de 1983, los carteles de la película proclamaban que «el triunfo de Gandhi cambió el mundo para siempre»; pero, ¿de verdad fue así? El legado material de mayor interés reside en sus escritos, donde da cumplida cuenta de sus experiencias en el campo de la acción social y política, recogidos en el repositorio de la editorial Navajivan Press de Ahmedabad bajo el título 'The Collected Works of Mahatma Gandhi', sumando noventa volúmenes.
De su legado espiritual destacaríamos unas breves y sustanciosas aportaciones, la perseverancia en su activismo pacífico en evolución, dando toda la importancia a los medios para conseguir un fin, en este caso la independencia de la India; el diseño de un ideal que suponía una renovación ética y espiritual de sus compatriotas, y por ende, como propuesta para todos los seres humanos; Gandhi creía que el enriquecimiento de la personalidad era proporcional a la fe en la bondad de la gente y en la verdad y su práctica como valores: «Estoy dispuesto a rechazar todo lo que se consiga con mengua de la verdad y, por otra parte, estoy convencido de que no hay mas religión que la verdad». Y de una forma original, la concepción de la vida de aldea tradicional como ideal de una democracia descentralizada; el sentido de comunidad como el ámbito de un pueblo que se educa en el gobierno de sí mismo, obedeciendo normas superiores de ética política autoimpuestas, con lo que ese pueblo puede alcanzar el verdadero gobierno de sí mismo ('swaraj', en sánscrito). En la India, donde se refieren a él como Padrecito ('Bapu') de su democracia, sin embargo son muy pocos los colectivos que mantienen vivo su ideario, y el Gobierno actual, el conservador y nacionalista BJP, se ha embarcado con sus decisiones últimas en políticas de tensión con su vecino Pakistán, en la anulación de la autonomía de Cachemira y en el incremento de las tensiones con las comunidades musulmanas y de otras religiones, que no reflejan de ninguna forma el espíritu gandhiano del que dicen sentirse herederos en su publicidad política.
Nos queda, sin embargo, el conocimiento de sus enseñanzas como una invitación a experimentar en la resolución de los conflictos actuales y el sentimiento positivo de recordar a alguien que ha dado altura a la dignidad humana con la coherencia en sus actuaciones.
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