Carlos Sastre, en una imagen de agosto de 2010. Efe

Recordad a Sastre

NTRUSO EN EL NORTE ·

«Yo sé que Carlos Sastre, como El Barraco, como Ávila, como Castilla y León entera, no va a entrar en los fangos populistas de un ciclista que avergonzó a la profesión»

Jesús Nieto Jurado

Valladolid

Domingo, 7 de junio 2020, 09:44

Hay que volver a las cuitas y al barro de la polémica, meter codos, que diría Laura Meseguer en su libro sobre los que crecimos a la sombra de Induráin. Ya se ha pasado este Corpus sin corpus, y el pueblo se ha quedado sin ... sus sacramentales.

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Ahora veo que Lance Armstrong dice que nuestro Carlos Sastre ganó como por casualidad ese Tour, y que ese triunfo de los callados le motivó a volver al ciclismo. Yo aún guardo casi como una victoria propia aquel ataque en el Alpe d'Huez, contra todo y contra todos. Aquellas 21 curvas de herradura a uña de caballo, con el orgullo de las clases medias y el arrebato de El Barraco una tarde de julio. Yo a la vida, pues, es que le pido más épica que pinganillo, que el pinganillo es la socialdemocracia de lo 'british' y la desnaturalización del hombre y del lobo.

Lance Armstrong, pese a su tragedia, no nos casa en esa categoría de héroes caídos que si le podríamos dar, por ejemplo, al Zidane del cabezazo o a Mágico González, que aprendió en estas tierras qué era el frío como en un relato del tito Gabo. Lance Armstrong tiene una boca como la de Irene Montero, una jactancia que ni Marlaska y una farmacología competitiva en sangre para mandar un cohete a la luna.

Yo sé que Carlos Sastre, como El Barraco, como Ávila, como Castilla y León entera, no va a entrar en los fangos populistas de un ciclista que avergonzó a la profesión y enriqueció a Netflix. Disculpad este homenaje tardío a un país y a un ciclismo, pero es que yo ya no quiero repiclar las mentiras de Marlaska sino repicar las campanas de mi pueblo que no sonaron mucho el Jueves, Cuerpo de Cristo y amén

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