Rato

Antes incluso de que llegara el declive de ese negocio pegado a la estación ellos se volvieron al barrio con el rabo entre las piernas, porque la cosa no daba más de sí. Aunque ignoro cómo les fue el retorno, estoy convencido de que la aventura resultó frustrante porque los llenazos del principio se esfumaron antes de haber conseguido rentabilizar la inversión.La noticia de hoy, que augura un desalojo más o menos inminente de los pocos establecimientos que siguen allí, es la puntilla a una idea que pretendía abanderar una revolución gastronómica de comida, copas y hasta clases de cocina.

Y créanme que lamento este final para un espacio novedoso y alejado de los cánones clásicos de nuestra hostelería patria. Como me dijo ayer mismo un colega con el que comenté el asunto: estas cosas en Valladolid duran un rato...