Teófanes Egido, teresiano y amigo
En la muerte de Teófanes Egido ·
Defendía que «Los amigos están siempre por delante de obligaciones y reglamentos»Secciones
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En la muerte de Teófanes Egido ·
Defendía que «Los amigos están siempre por delante de obligaciones y reglamentos»Se nos ha muerto un hombre bueno. Bueno a carta cabal. Hablo del fraile carmelita descalzo Teófanes Egido. Catedrático de Historia de la Universidad de Valladolid y Cronista Emérito de la ciudad. Y teresiano de pura cepa. Especialista en no pocos personajes históricos -Lutero entre ... otros-, pero muy particularmente especialista en su Madre Fundadora Teresa de Jesús. A través de la Santa le conocí y traté yo. Y de ese trato nació una gran y entrañable amistad. Y cuando, con ocasión en 2015 del V Centenario del nacimiento de la Santa Fundadora, escribí y publiqué una novela infantil titulada «PARA SIEMPRE. Cuaderno Secreto de la Niña Teresa de Jesús», en la que imagino -¡pura imaginación!- que la niña Teresa de Cepeda y Ahumada escribe, con sólo 10 años, el susodicho «Cuaderno Secreto», con tal ocasión, digo, fue Teófanes Egido, el fraile teresiano Teófanes Egido, quien se prestó incondicionalmente a ayudarme. Daba igual la hora en que le llamase por teléfono o fuese al convento para consultarle cualquier detalle o duda sobre mi narración novelesca.
-Tú no molestas nunca, Ramón.
-Pero tus obligaciones y requerimientos conventuales o académicos...
Teófanes soltaba entonces una risa franca y sonora que echaba por tierra todos los recelos. «Los amigos están siempre por delante de obligaciones y reglamentos».
Hubo sin embargo una circunstancia en que me sentí más envarado, como menos libre para plantearle una cuestión a Teófanes Egido. Fue cuando se me ocurrió hacer zurda a la niña Teresa. Teófanes soltó una vez más su risa franca y aquiescente y casi no me dejó terminar.
-¿Por qué no...? No sabemos si Santa Teresa fue diestra o zurda, pero esto tuyo, Ramón, es una novela, así que cualquier simpática ocurrencia dala por bienvenida.
¡Y tanto que la di! Como que en la ilustración de la portada del libro, la niña Teresa escritora está escribiendo, bien a la vista, con la zurda. (Otra cuestión sería -aunque creo que no viene al caso- por qué se me ocurrió, además muy intencionadamente, hacer zurda a mi protagonista).
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