Quíteme el ruido

Sería algo así como «desruidar», o «desruidecer», pero no acabo de dar con la palabreja. El concepto, vaya, es el de eliminar del mensaje todo lo que impide ver lo que subyace en el origen. Por ejemplo. Que llega el 'youtuber' de turno y ... se marcha a Andorra y empiezan a surgir otros 'youtubers' aprendices de fiera corrupia de la Bolsa, con su mote en inglés-pijo, por supuesto, y a decir que 'Hacienda ens roba' y que el dinero público se invierte mal y que el libremercado y qué sé yo... Pues se limpian bien las hojas, la porquería y ese pestiño a glamur de pachulí y se queda uno con la clave esencial del asunto: que te vas a un paraíso fiscal para pagar menos. Y ya está. No te enredes, que cuando uno pide la obra sin factura o el dentista te cobra en billetes porque no admite tarjeta o te hace la declaración de la renta tu 'cuñao', no hay debate ético ni supervisión de los fondos públicos. Es que quieres pagar menos impuestos. Y ya está. El resto de los asuntos, para otro debate.

Igual que cuando sale un presidente de un Gobierno autonómico, por ejemplo, y empieza a hablar de que la reducción de tu derecho fundamental a moverte con libertad era necesaria porque la pandemia, y el equilibrio económico y social y el control de daños y que ha funcionado muy bien, aunque no tenga datos para afirmarlo con tanta rotundidad. Todo eso es un aliño muy bonito. Y puede que hasta cierto. Lo que pasa es que la cuestión de fondo, eliminado el ruido, es si era legal hacerlo o no. Eso es todo. Y eso se sabrá esta semana. Si lo era, entonces ya podemos hablar de si ha funcionado o si, vistos los datos de otras comunidades, tampoco era la panacea. Y si no, lo único cierto es que se habrá impuesto una medida que no se podía imponer. Y eso, pandemia o sindemia, es lo que hay.

Noticia Relacionada

Solo para suscriptores

Suscríbete a nuestra newsletter de opinión y recibe los domingos una selección de artículos