Las noticias más leídas del sábado 8 de febrero en El Norte de Castilla

Quino, Sansón, Nieto, Mingote... todos han venido a enseñarme a pensar los reveses y 'enreveses' del ser humano. Yo comprendí a Mafalda ya en plena madurez, y si en principio me pareció como un Galeano con faldas, el tiempo y las tiras completas me ... revelaron a una filósofa que se preguntaba por las cuestiones del mundo con el poso amargo de un tango de Discépolo.

Publicidad

Con un dibujo y una frase lapidaria sobran las columnas, acaso porque en el principio fue la idea y después fue el verbo. Y quizá este tiempo sin folios y con pantallas nos haya arrebatado eso mismo: la idea, la que mueve a los Ondarras y a los Molinas y los Savateres.

La muerte de Quino, como la de tantos librepensadores, llega en estos momentos en que las ideologías han volado por el populismo. Quizá el mérito de Quino fue hacer de Mafalda una niña ecuménica que, a izquierda y a derecha, nos sacara una sonrisa inteligente poniendo al sol las contradicciones del mercado, que son las del Ser Humano, con sus yerros y con sus brillos.

Dicen que Quino compró una Constitución Española en una librería para dar solemnidad a su doble nacionalidad, y ahí tenemos otro detalle más de los absurdos del mundo que habitamos y que, móviles y streaming aparte, tampoco ha variado tanto desde los sesenta con el tocadiscos y tal.

Publicidad

Quino es también ese hilo que nos une a Argentina, un hilo invisible y nervioso que nos hace ser parte de lo mismo y tener visiones parecidas de lo que ocurre frente a nuestras narices.

Quino fue libre en los peores años; por eso es de los más nuestros y yo nunca me senté con su Mafalda, patrimonio mundial. Lloro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad