Puzzle político en España

Reflexionando sobre ello y sobre el momento histórico que vive nuestro país, encontramos cierto paralelismo. También la famosa película de Francesco Rossi 'Le mani sulla città' nos confirma nuestras aseveraciones, notable documento que hace referencia a un grupo de personajes dispuestos a todo antes de abandonar el poder, influyendo sobre la magistratura e intentando cambiar la legislación vigente en el momento.

Un gobierno social comunista se acaba de hacer con el poder. Aquellos partidos políticos que configuraron la moción de censura contra Mariano Rajoy tenían trazado un plan que pocos meses después ha dado resultado.

La nueva izquierda, constituida por el Partido Socialista, Unidas Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas, se inspira en Antonio Gramsci, representante de las nuevas teorías marxistas que incluyen una revisión total o parcial de la Constitución, presión sobre la judicatura y cesiones a los nacionalismos, quienes tras el golpe de estado del pasado año intentan independizarse. Las imágenes de una Cataluña en ascuas permanecen en la mente de todos.

El nacionalismo constituye un fenómeno particular preocupante. Los orígenes del nacionalismo contemporáneo tienen imprecisas fronteras con el fascismo: religión laica de la sangre, la tierra y la lengua, la cultura entendida como un mito de exclusiva identidad cultural y lingüística. El término nacionalismo es reciente, ningún diccionario lo registra antes de 1798.

Lamentamos la desaparición del antiguo partido socialista, necesario en toda democracia para asegurar la alternancia en el poder, lo que hoy se ofrece como nuevo partido socialista no es sino un partido diverso hecho a la medida de Pedro Sánchez. Se añora el bipartidismo.

Una nueva cultura, nuevos planteamientos educativos, la eutanasia y una alianza entre relativismo y democracia, nos amenazan. El control de los medios de comunicación es ya un hecho más que una amenaza y una alianza entre relativismo y democracia nos apremia. El control de los medios de comunicación es ya un hecho más que una amenaza. Una nueva filosofía, un nuevo modo de pensar y un mismo pensamiento político capaz de despertar una adhesión ferviente, distinguiendo siempre entre la élite y una masa amorfa. Como afirmaba Eugenio Mutale, premio Nóbel de Literatura, «al hombre le es imposible luchar contra su propio destino». Karl Popper, defiende una sociedad abierta y democrática criticando abiertamente los totalitarismos.

Nos gobiernan hombres con una gran ambición personal, a veces con deseos de vendetta, rehenes de los separatistas, líderes nuevos que conllevan una disparatada ceremonia de confusión. Por doquier aparecen individuos infantilizados que creen saberlo todo, actuando con un único dios, el marketing.

Contemplando esta nueva clase política pensamos en el Príncipe de Maquiavelo, para quien la gente es de naturaleza voluble, y no resulta difícil convencerlos sin mantenerlos en una determinada posición, pues como asevera el Príncipe, el sopor y el cansancio abaten a la ciudadanía.

Alfonso Guerra definió la situación actual como la calcinación de la democracia. Nunca como ahora las palabras de Jacques Maritain fueron más útiles: la revolución o será moral o no lo será.

En nuestros días, el servicio a la colectividad como política se ha olvidado. Existe cierto temor a que sucedan hechos parecidos a los de la Edad Media en que el podestá, Condottiero o capitán se conviertan en magistraturas vitalicias.

Son muchas las heridas abiertas en la sociedad que tardarán en cerrarse. No se puede entregar el país a charlatanes visionarios, o a inexpertos políticos sin preparación. En ocasiones se trata de un álbum gráfico, de una colección de fotografías , de un atrezzo visual.