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Lo de Luis Tudanca, secretario general (que no líder) del PSOE regional será estudiado en primero de Políticas, en el segundo trimestre de curso y en el apartado 'Los diez motivos por los que siempre será recordado un dirigente cuando hace lo que ... no tiene que hacer'. Es muy probable que en las dos últimas semanas se haya comenzado a escribir el epitafio de este político burgalés como secretario general (que no líder) del PSOE de Castilla y León y se haya iniciado la redacción de la nota del acercamiento de líder popular Alfonso Fernández Mañueco a un apoyo electoral rayano con la mayoría absoluta. Es pronto para afirmar ambas cosas, pero ya se sabe que malo es que empiece el rún-rún de algo.
Mañueco ha tenido en Tudanca al mejor valedor ante el Palacio de la Moncloa para su plan inicial de desescalada por zonas de salud, en lugar de por provincias. En Castilla y León hay zonas de salud (varias por provincia) que no han registrado contagios por la covid-19 desde hace semanas; 26, todas en el medio rural (Medio rural, lugar de mayor influencia electoral del PP regional; ¡oh, qué casualidad!). Cuando el Gobierno de Mañueco decidió proponer que se aplicase la desescalada por zonas de salud cuentan que fue Tudanca quien más gestiones hizo ante el equipo que coordina para la desescalada la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, y ante el Ministerio de Salvador Illa para que hiciesen caso a Mañueco. Y cuando determinados dirigentes socialistas de Castilla y León trataron de hacer ver al Gobierno de Pedro Sánchez que desescalar por zonas de salud no era adecuado, se encontraron con que les confirmaron que Tudanca era el principal adalid del plan de Mañueco.
Una felicidad que al secretario regional (que no líder) socialista, le duró hasta que, horas después, el domingo pasado el mismísimo Mañueco no solo se ponía del lado de Pablo Casado contra la ampliación del estado de alarma, sino que cambiaba el tercio y pedía la desescalada por provincias. Tudanca, atónito; el PSOE (con el silencio cómplice de los secretarios provinciales) desnortado. ¡Tudanca ni había pactado con Mañueco no ir contra el estado de alarma! Le había regalado, el miércoles anterior, al presidente de la Junta y del PP regional un cheque en blanco para afrontar la durísima crisis económica que empieza a manifestarse por la covid-19 y Mañueco le devolvía semejante regalo propinándole dos golpes en las sienes, sacando a la luz la tan errática como errónea estrategia socialista regional y, además, exigiéndole que reniegue del pacto en el Congreso con Bildu. Si lo que pretendía Tudanca era aparecer como hombre de Estado, lo único que va a conseguir es mostrarse como el guitarrista de un mariachi: pura comparsa. Y es que una cosa es pactar con el Gobierno y apoyarle ante la mayor crisis de los últimos 80 años y otra regalar espacio político y renunciar al control a que está obligado todo partido de oposición ante un gobierno. Porque, tras el regalo del pacto a Mañueco, ¿va a pedir ahora Tudanca investigar a la Consejería de Familia por lo que ha pasado en las residencias de ancianos? ¿Va a exigir el PSOE que aflore cuán retrasados van muchos alumnos de los pueblos en el curso porque la Junta sigue sin completar la red de telefonía rural, esencial para las clases por Internet? ¿Va a reclamar Tudanca saber por qué miles de sanitarios carecieron de material de protección las primeras semanas de la covid-19 y se contagiaron? Tudanca se ha quedado sin espacio y ha convertido a Mañueco en el dirigente más feliz de España: tiene a su socio de Gobierno, Ciudadanos, comiéndose los marrones y a su principal adversario, el PSOE, echado en sus brazos. Por segunda vez en menos de un año, Tudanca vuelve a errar: en julio, Ciudadanos le hizo creer que pactaría con él la Presidencia de la Junta; este mayo, Mañueco le ha dado el abrazo del oso.
Anulada la oposición socialista regional, la batalla PP-PSOE se traslada al Ayuntamiento de Valladolid. Mañueco ha mandado a su fiel Francisco Igea, el otro portavoz de la Junta (el verdadero portavoz de la Junta son los telediarios de RadioTelevisiónCastilla y León, que para eso esta tele privada –de los grupos mediáticos de Antonio Miguel Méndez Pozo y José Luis Ulibarri– recibe 20 millones al año de la Junta, este semestre con un adelanto de seis millones y, en breve, otro), a atacar al alcalde vallisoletano Óscar Puente. Puente se ha adelantado a Mañueco (¡y a Tudanca!) en tener un pacto para afrontar la crisis, con dinero municipal, y la firma de todos los grupos, excepto Vox. Entre esos grupos, el PP de los exconsejeros Pilar del Olmo y José Antonio de Santiago-Juárez, que de mañuequistas no tienen un pelo. Y Puente, al que la política regional le importa un colín, está en la ejecutiva federal socialista; por tanto, es pieza de caza mayor para el PP regional. Tudanca ya no.
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