Puñetazos y patadas
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LA ESPITA ·
El PP está ofreciendo una imagen de cara al exterior que repercute en la autoridad de su presidente regional y traslada una áspera estampa de sus luchas intestinasLa semana política deja suficiente número de episodios en la política de Castilla y León como para empezar a conformar una imagen de falta de autoridad por parte del presidente regional del PP, Alfonso Fernández Mañueco, dentro de su casa. El aparato del partido ... se resiente de la falta de pilotaje de la época de este como secretario general y de Pedro Viñarás como gerente. Y por los episodios que se han visto estos días, en el que el PP de Valladolid aparece como fuente de problemas, y bastante serios, no parece que el número dos actual, Francisco Vázquez, ni ningún otro dirigente de la primera fila del secretariado regional sean capaces de aplicar autoridad (no confundir con disciplina). Ya se sabe, cuando la autoridad falla, la disciplina y el buen funcionar saltan por la ventana. Las patadas y los puñetazos entre propios y al partido han empezado.
Esta semana se ha asistido a un episodio que ha dejado atónitos a propios y extraños. Constituye, a la vez, el primer caso conocido en el mundo de que alguien se dé a sí mismo una patada, una especie de contorsionismo político con ribetes de patetismo. El vicepresidente tercero de la Diputación de Valladolid, Agapito Hernández, grabó sin conocimiento de su interlocutor una reunión con el concejal de Salud Pública y Seguridad del Ayuntamiento de Valladolid, Alberto Palomino. El grabador ya tiene de por vida sobre sí el baldón de que nadie que esté con él se fíe de que no le esté grabando y bastante autocondena es esa para descalificarse él solito. Pero, ¿y el presidente de la institución provincial, que le nombró vicepresidente, Conrado Íscar? No se le ha escuchado ni una mínima crítica a un proceder tan cutre por parte de quien, se supone, es un dirigente de su confianza. ¡Cómo estará el PP de mal que ni reprocha a un cargo público semejante forma de actuar! Estar pendiente de hacerse con la Presidencia del partido le tiene a Íscar más nervioso de lo que cabe pensar, a tenor de la falta de autoridad demostrada con el grabador de reuniones.
Y tiene pinta de que este PP pucelano está peor de lo que aparenta. La muestra, que la semana la inició su portavoz en el Ayuntamiento de la capital, otrora todopoderosa dueña de la llave de la caja de caudales de la Hacienda regional, Pilar del Olmo. Se fue a la tele esta que nos hacen pasar como servicio público regional, que evidentemente no lo es, y se lió a puñetazos verbales contra el flamante tertuliano televisivo Javier León (al que se refirió como «este mismo exalcalde» y del que dijo que «él y su equipo» perdieron la Alcaldía) y contra la alumna aventajada del exregidor, Mercedes Cantalapiedra, que como saben se autopostuló hace unas semanas desde las páginas de este periódico como candidata para 2023 a la Alcaldía pucelana. Y no contenta Del Olmo, siguió puñetazo va y puñetazo viene (verbales, claro) contra el todavía presidente provincial del partido, Jesús Julio Carnero, y el regional («Es mejorable el partido», se despachó la portavoz). Que la autopostulación de la senadora popular para candidata a la Alcaldía dejaba literalmente crujida a Del Olmo y a lo que queda del herrerismo en la política regional era evidente. Pero el hecho de que la aún portavoz popular se postule para unas primarias a la candidatura municipal de 2023 e incluso a la Presidencia provincial del PP, abre otro frente interno que no hace sino debilitar más aún a esta formación política, campo de batallas internas que dicen muy poco de su preocupación por la gente a la que aseguran representar. Y deja ver otro frente: el escaño del Senado al que le aseguran a este cronista que la exconsejera de Hacienda no le haría ascos. Exconsejera que dice tener apoyo «donde» lo debe tener, dando a entender que es en la sede nacional, igual que dice tenerlo la discípula de León de la Riva para autopostularse candidata municipal en 2023, algo que no habría hecho, seguro, de no haber tenido todas las bendiciones también de Génova. Y esta pelea, en plena eclosión de la segunda ola del coronavirus y con tambores que hablan de una tercera para enero, a consecuencia del puente y las comidas y cenas navideñas. Muy edificante este PP.
Pero claro, después del golpe que le dio el mismísimo presidente nacional popular, Pablo Casado, a la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la inauguración del hospital Enfermera Isabel Zendal, al preguntarle si había quirófanos, ¿extraña a alguien que en los niveles inferiores del partido anden a puñetazos y patadas entre los propios?
Aunque eso sí, para patada, política, pero patada a fin de cuentas, la que han recibido las aspiraciones de miles de familiares de fallecidos en residencias de ancianos en Castilla y León por la negativa del PP y de Ciudadanos para crear una comisión de investigación en las Cortes que permita conocer la intrahistoria de lo que ha pasado en centenares de centros de mayores a causa de la covid-19. Incomprensible.
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