Puente, agua y gota fría
Intruso en El Norte ·
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Intruso en El Norte ·
Algo malo se puede barruntar cuando en la Meseta se precisa de un paraguas y se desborda una cañeríaCómo llovía el día de autos. El cielo volcó y el zagal de ramblas tormentosas que fui yo se asustó como siempre que intuyo que puedo acabar hundido. Cómo llovía, padre, cómo llovía. La penúltima DANA nos cogió a Pepefé, a Paula y a ... mí hablando de Mourinho en Fuente Dorada; de repente llovió de arriba abajo, de abajo arriba, y aquello parecía el trópico. Era raro un bochornazo por octubre, pero la metereología ya no nos asusta con nada. Llamé al cielo y me llovió, el muy perro.
Cuenta este periódico las diversas zonas inundables de Pucela, cuando en el imaginario tenemos el Pisuerga congelado y a Umbral con una barca como un rompehielos antártico o soviético. Estampas de antaño que ya solo veremos en el pasillo de los tabernones.
El chaparrón vallisoletano dio olas sobre el nivel del mar, generó mareas urbanas y 'La Leyenda' casi atraca en la Renfe. Los semáforos se fueron diluyendo en un agua impenetrable y uno pensó en que, bajo la lluvia, podrían estar los de la foto de Puente más el propio Sánchez, que el presidente es el príncipe de las mareas o de las riadas con un helicóptero que pagamos todos para que 'Pdr' se sobreponga a los elementos. Pasa que las cabañuelas, aquí y ahora, vienen teniendo la misma validez científica de Tezanos. Por eso llueve murciano en Valladolid para hermanarnos, ay, con las tierras de esparto.
Algo malo se puede barruntar cuando en la Meseta se precisa de un paraguas y se desborda una cañería y leemos que el Campo Grande puede inundarse para mayor gloria de los patos y de los pavos reales: anfibios a tenazón. Cisnes en la Acera de Recoletos, y yo que tengo fotos.
Estas lluvias no se recuerdan, acaso porque llovía como si se fuera a acabar el mundo y lo que se acababa era la añagaza de Sánchez, aplaudida frente a Ansúrez. La lluvia en Sevilla es una maravilla, pero el tormentazo en Pucela ha abierto surcos en el alcor que hay frente los jesuitas, por encima de la gasolinera.
Han salido verdines por septiembre, huele a ozono y la Aemet anuncia que hoy mismo vas a cubrirte con el periódico en busca de un soportal que no cale. La Aemet y la UME se nos han unido en una coyunda trágica por la que se rescatan/sumergen 'landsróveres', hortelanos, poetas húmedos, vacas ahogadas, habilitados de clases pasivas y hasta un Mariano Medina incorrupto.
A mi perro 'Lupo 'ya no le asustan las centellas, aunque sea más de cencelladas y de luceros, allá donde monta guardia y patrulla canina: impasible el hocico.
La cosa es que hemos entrado en el calentamiento global. A ochocientos metros sobre el nivel del mar, empezamos a tener el clima de Las Palmas.
* twitter.com/jesusNjurado
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