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De vez en cuando, sucede. No se sabe muy bien por qué, ni cuál es el motivo que acaba con un producto en lo alto de las listas de los más vendidos, enlaces el número uno de Los 40, en la recta final de los ... Oscars. Pero, a veces, pasa. Un día no sabes nada de Rosalía, y al día siguiente ves a tus hijas pegándose cuchillos de postre a los dedos para imitarla. Tu vecino habla de ella, tus amigos llevan en el coche Malamente a todo volumen. ¿Cómo ha pasado esto?, te preguntas. Tú, y a los que pagan por enterarse de esto antes que tú. Por eso, nada más saltar el fenómeno, el sistema trata de absorberlo, de explicarlo, de justificar cómo ellos, expertos en fabricar los moldes de las cosas que encajan a todos tengan la forma que tengan, han podido dejar escapar esa fórmula que, sorprendentemente, no incluye ninguno de los ingredientes que ellos habían considerado indispensables.
Con 'Parásitos' ha vuelto a pasar. Una película coreana que juega desde que comienza a no darnos ni una sola cosa de la que esperamos, casi cada diez minutos su director nos saca de la zona de confort en la que acabamos de entrar pensando que ya dominamos el mensaje a patadas, a carcajadas o a base de plagas bíblicas. Ya había ocurrido un par de años antes con esa maravilla de película que es 'Los últimos Jedi' un trofeo a los troles de la saga galáctica del director de 'Puñales por la espalda' nunca mejor título para un autor que busca todo el rato ponerte el dedo en la parte del ojo que más pueda molestar a quien se sienta en el cine esperando ver lo que ha decidido que quiere ver y con el depósito de la intransigencia bien relleno. 'Parásitos' sigue provocando desmayos en aquellos pisos elegantes llenos de gente de barba perfilada perfectamente que estudia la manera de llegar al corazón de la gente mirando con mucha atención en una página de excel. Ahora, después de hacer historia en los Oscar recibiendo cuatro Oscar y consiguiendo a la vez el Oscar a Mejor Película y a Película Internacional, los señores de corte de pelo impecable se volverán a reunir para modificar la fórmula. Resulta que faltaba un poco de eso, un chorrito de lo otro, cuarto kilo de más allá…
Y de nuevo empezarán a tratar de fabricar industrialmente lo que un señor, en un cuartito, con el pelo revuelto, la barba descuidada y toda la falta de prejuicios que fue capaz de acumular, ha logrado. No lo conseguirán, les faltan justo los ingredientes que no pueden añadir porque carecen de ellos: Imaginación, libertad de creación, ausencia de ganas de gustar a todo el mundo y ausencia de la responsabilidad de justificar unos beneficios. Por eso los Parásitos lo intentan pero no lo suelen lograr.
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