Pringados

Pero añadiré algo más: estos caraduras son consecuencia de un país que hace agua por agujeros tan importantes como el decoro y la decencia. Porque esta España nuestra, querámoslo reconocer o no, tiene golfos de todas las categorías: desde el que se pone una inyección que no le corresponde al que engaña a Hacienda si puede, sisa en el peso o se marcha del bar sin pagar.

Lo malo es que los tunantes pueden ser (somos) desde unos tiñosos a unos respetables caballeros que engordan defraudando a los demás. Un país, por cierto, que tiene al rey emérito y ex jefe del Estado viviendo a siete mil kilómetros de distancia y siendo, presuntamente, responsable de varios delitos económicos. Comparado con la miseria moral que se extiende a lo largo y ancho del país, empezando por la 'real cabeza', esos espabilados que se pinchan antes que nadie para no contagiarse de la peste son unos 'pringaos'.

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