Clientes en un supermercado. EFE

Precios fuera de control

Parece que no hay ninguna instancia capaz de hacerse cargo de la situación cuando una inflación desbocada preludia una recesión global

El Norte

Valladolid

Domingo, 3 de julio 2022, 00:19

La inflación cerró junio con el 10,2% de incremento del IPC interanual en España, según el dato adelantado por el INE, situando la subyacente en el 5,5%. Al tiempo que en la zona euro los precios al consumo han experimentado un ascenso del ... 8,6%, y del 3,7% si no se tiene en cuenta la energía y los alimentos. Esos casi dos puntos de diferencia entre nuestro país y la eurozona, que destacan aún más en la comparación con las otras tres grandes economías de la Unión –Alemania, Francia e Italia– advierten de la existencia de causas específicas. Dado que nos encontramos geográficamente más lejos que otros socios comunitarios respecto a la nación agredida, somos menos dependientes del gas ruso, y contamos con un sector primario capaz de atender la inmensa mayoría de nuestras necesidades alimentarias. Se ha establecido el doble supuesto de que el Gobierno y las demás administraciones públicas no pueden hacer nada frente a la inflación, siendo la evolución de la guerra un imponderable fuera de control especialmente en sus consecuencias.

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El presidente Sánchez alega que sin las medidas adoptadas por el Gobierno hasta el 30 de junio la inflación habría llegado al 13%, al 14% o al 15%. Cuando cabe concluir que, entre sus efectos de contención de precios y sus estímulos al consumo, es probable que el anterior decreto ley haya quedado neutralizado, como puede acabar de la misma manera el ahora pendiente de convalidación parlamentaria. Todo indica que el período vacacional que ahora comienza puede contribuir a la subida de precios, independientemente de los designios del Kremlin. En cuyo caso España sumará motivos para que el BCE tenga que reaccionar fijando tipos de interés superiores a los previstos para julio y septiembre.

La tardanza de la institución de Frankfurt en atenuar la fragmentación de las deudas soberanas, limitándose a emitir señales que ya no tienen la fuerza persuasiva sobre los mercados de los mensajes de Mario Draghi, incrementa la sensación de que no hay ninguna instancia capaz de hacerse cargo de la situación para devolver un mínimo de confianza al público. Nadie dispuesto a indicar a los ciudadanos que eviten consumir como si no pasara nada. Nadie en condiciones de liderar un pacto de rentas que corrija la actual deriva. Cuando una inflación desbocada preludia una recesión global.

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