Los preámbulos 'felices' de lo nuestro
El espigón de Recoletos ·
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El espigón de Recoletos ·
Quizá el deseo del Ejecutivo sea el que una sola familia se adueñe de la opinión pública de España y hasta de lo que tienen que opinar jueces y magistradosLa semana ha terminado con un pórtico propio de Montesquieu, que en 'El espíritu de las leyes' (1748) escribió que «en cada Estado hay tres clases de poderes: el legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y el ejecutivo de ... las que pertenecen al civil (…). Este último se llamará poder judicial». El espectro ilustre del filósofo y jurista galo sobrevoló el jueves a los dieciocho vocales del Consejo General del Poder Judicial, que consideraron que Dolores Delgado no es idónea para ser fiscal general del Estado. Es un nombramiento –han dicho–, solo legal, pero no idóneo.
El CGPJ pide que no se vulnere aquel precepto que desde la Ilustración rige las democracias modernas. Alguno incluso llegó a recordar que el actual vicepresidente de Asuntos Sociales está comenzando a traspasar ciertas líneas rojas de la división de poderes. Y es que nuestros líderes políticos son muy mediáticos y baten las plusmarcas del 'share' mientras las teles hacen caja. Vicente Vallés llevó al otrora 'indignado' de las acampadas de Sol y lo sentó en su informativo: allí, el nuevo miembro del Ejecutivo –lejos quedan las protestas y aquellos comentarios de que «los políticos que viven en chalés son peligrosos», que le dijo a Ana Rosa Quintana en septiembre de 2015– calificó como «humillación» que «muchos» tribunales europeos hayan «quitado la razón» a nuestros jueces con respecto al independentismo.
Así que los magistrados del CGPJ, tras hacer examen detenido de toda esta fiesta mediática, le han pedido al líder de Podemos «moderación, prudencia y mesura» y que se abstenga de hacer una «utilización política de la Justicia o cuestionar su independencia», a lo que el Gobierno lo ha defendido pasionalmente, y ha contestado que Iglesias ha usado «la libertad de expresión» y que el CGPJ se tiene que renovar –por Sánchez, un suponer–, algo que no deja de sorprender: los asesores áulicos del Ejecutivo a través de una nota de prensa contestan al órgano de gobierno del poder judicial español, como en una riña de cole. Quizá el deseo del Ejecutivo sea el que una sola familia se adueñe de la opinión pública de España y hasta de lo que tienen que opinar jueces y magistrados, ya que con respecto a la fiscalía estamos seguros de que en la Presidencia se sentirán a lo largo de la legislatura como los consuegros y los parientes en las bodas, chupando un helado bombón a los postres.
«En el Estado en que un hombre solo, o una sola corporación de próceres, o de nobles, o del pueblo administrase los tres poderes, y tuviese la facultad de hacer las leyes, de ejecutar las resoluciones públicas y de juzgar los crímenes y contiendas de los particulares, todo se perdería enteramente», concluye Montesquieu. Para evitar tan grave daño y otros abusos de poder, pedimos a los gurús e iluminados monclovitas y otros 'bienpagaos' del erario, que de lo que no se puede hablar, es mejor callarse, como dijo Wittgenstein en su 'Tractatus'. Pues eso.
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