Prudencia y moderación. La Ley nos permite hoy respirar en libertad, dentro y fuera, sin el yugo de las mascarillas. Hay espacios en los que aún debe acompañarnos de forma obligada y eso ha de despertar conciencias. Hay que vivir, también dejar vivir. No es ... casual que los datos de contagio solo reflejen a la población mayor de 60 años. Se les concedió prioridad en tiempos de vacunación, si bien, pese al escudo protector, debemos seguir siendo cautos por ellos.
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Hay que mirar por nuestros mayores, pero también por los más frágiles y ahí se incluyen a tantos y tantos niños, a jóvenes trasplantados o sometidos a tratamientos que ponen en jaque su sistema inmunológico. Por ellos seguiré saliendo de casa con ella de la mano y no dudaré en ponérmela cuando sienta que les puedo poner en riesgo.
Los hospitales están aguantando el impacto del contagio y apenas hay reflejo en las unidades de críticos, pero, tras una semana sin la obligación de usarlas, se hace necesario apelar a la mesura. Los expertos creen prematura la retirada y a eso hay que unir que el impacto de la Semana Santa aún está por llegar. Desde el viernes, 23 personas han fallecido por coronavirus en Castilla y León. Son razones suficientes para no seguir mirando hacia otro lado y tirar de mascarilla cuando el sentido común nos espolee.
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