No se pongan estupendos
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Me sentí espiado por Google, como un Rufián cualquiera y sus amigos, que se quejan de que los espías espíen o los escorpiones piquen, que es su naturalezaSecciones
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Me sentí espiado por Google, como un Rufián cualquiera y sus amigos, que se quejan de que los espías espíen o los escorpiones piquen, que es su naturalezaVeía, o más bien miraba, una tarde de esta semana una película del Oeste en la Trece, de esas que parece que hacen especiales en Hollywood para la cadena. 'Río Conchos' era el título, también con apariencia de hecho a propósito para evitar palabras malsonantes ... e impropias de una televisión tan remilgada. Y la veía con el teléfono en la mano, como un adolescente, por lo que lo activé para indagar quiénes eran los protagonistas, por hacer algo, supongo.
Un rato después y, de nuevo como un chaval a quien le sobra el tiempo y le falta interés, volví a entrar en el rey Google y lo primero que hallé fue una entrada que decía: los ríos más largos de México. Habida cuenta de mi indigencia tecnológica fue todo un mérito deducir que ahí dentro, en el aparato chino que gasto, ya se habían enterado de mi búsqueda porque el río Conchos existe, y que sepan que está en Chihuahua y es afluente del río Bravo, otro título de película, esta vez sí mítica. Y me sentí espiado, como un Rufián cualquiera y sus amigos, que en el informativo posterior se quejaban de que los espías espíen, como si los demás nos extrañáramos de que los políticos hagan política o los escorpiones piquen, que es su naturaleza. Que no se pongan estupendos, como el también quejoso Max Estrella en 'Luces de bohemia', que aquí a todos nos miran, nos escudriñan y, al final, nos venden algo.
Pero no desesperen que Google anuncia una y otra vez que quitará lo que llama cookies y dejará así de rastrear a sus millones de usuarios. Con esa esperanza continué frente al televisor y teléfono en mano para ver otra del Oeste, esta vez un clásico, 'Dos hombres y un destino', en la que Paul Newman le dice a Robert Redford: «Yo veo claro, pero el mundo está ciego». Aún no estaba Google, ni Rufián.
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