![¿Dónde ponemos los asombros?](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202203/20/media/cortadas/GF46HC41-kFJB-U1601347920106K0-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Llevan decenios burlándose de España, adoctrinando desde el parvulario con el 'España nos roba', desacreditándola internacionalmente y cuestionando sus tribunales de Justicia, pero seguimos amamantándolos, como gorrina protectora con sus cochinillos. Ahora sabemos que los secesionistas catalanes buscaron el auxilio de Putin, incluso al precio ... de servir como correa de transmisión para propagar bulos contra España y ubicando la futura república catalana en la órbita de Rusia. Los 'antifascistas' catalanes buscaban recursos y apoyos fuera de la UE y la alternativa de un demócrata como Putin colmaba todas sus aspiraciones: «Señoritos que se paseaban por Europa, reuniéndose con la gente equivocada, porque por un rato se creían James Bond», dijo un rufián.
Poco puede extrañar de un caradura como Puigdemont, pero escuece que el prófugo viva como un reyezuelo, corte incluida, en un exilio dorado a costa de la España que odia. Consuela saber que, como tiene más flequillo que luces, para exiliarse ha elegido Bélgica y que lo está pasando peor que sus compis en las cárceles catalanas. ¡Que allí se quede el resto de sus días y que sean muchos! Menuda condena.
¿Es novedad que al honorable Pere Aragonés le moleste la bandera de España, mientras se inclina respetuoso ante la alemana, la francesa, la italiana…? ¿O que desprecie al jefe del Estado, del que es representante en Cataluña? No cabe duda de que nuestro sistema necesita una revisión a fondo, aunque solo sea para que en la UE nos entiendan algo mejor. Mal vamos si estos versos sueltos marcan los tiempos de la rima y mientras ellos se divierten España paga las facturas.
Ahora salta al ruedo, otra vez, Clara Ponsatí, una abuelita con las neuronas en respiración asistida, acostumbrada a vivir huida, como El Lute pero protegida y cobrando. La ella, que fue consejera con Puigdemont, va de radical ultramontana y como le cogió gustillo a lo de cobrar por provocar, inaugura su pasarela de primavera-verano y razona que la independencia de Cataluña justificaría alguna muerte, «porque todas las grandes empresas han costado sacrificios». ¿Estaría dispuesta a entregar la suya por Cataluña? Es que le coge muy lejos, porque vive en Escocia y, además, para eso están los obreros de la república. Esta, doña Clara Ponsatí, fue la que, cuando cayeron en Madrid las primeras víctimas por la covid, dijo divertida: «De Madrid al cielo». ¿Y de qué vive la ilustre? Es eurodiputada, como el de Waterloo, pero sin un nido de cigüeña en la cabeza.
Lo peor es que estos parásitos en la diáspora tienen licencia para 'gilipollear' porque el insomne de la Moncloa los necesita para seguir. El poeta Jesús Delgado Valhondo, que ayer se preguntaba «¿Dónde ponemos los asombros?», hoy cambiaría su interrogante por «¿Dónde están los asombros?» En el País de Nunca Jamás, que es donde tiene la cabeza esta gente, que está arruinando a Cataluña con los votos de los catalanes. Sarna con gusto no pica.
¿Por qué nos siguen indignando las idioteces de los que viven de parirlas y propagarlas? Han repetido tanto el truco que ya lo conocemos, pero qué habilidad tienen, que siguen viviendo de él. El separatismo es un salvoconducto muy rentable y ahí están, pasándose el testigo, generación tras generación, ordeñando la teta hasta que brote esa sangre que le parece un precio justo a la Ponsatí. Sangre ajena, claro, de parias de la calle dirigidos por el CDR. ¿Y qué les diría Putin?
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