Secciones
Servicios
Destacamos
Reynoso significa «lugar de campos» y, según un menhir de Reinoso de Bureba, «Reino del Oso». Fue el apellido de Mariano Miguel Reynoso Abril (1799-1863), político poco difundido, pero de los más poderosos de la pasarela vallisoletana. Casó con la gallega casa de Seijos, defendió su propia hidalguía y por ella reivindicó derechos económicos en los exilios. Compró palacios nobiliarios como Pimentel. Promovió que sus familiares emparentaran con el Valladolid más distinguido. Acabó terrateniente al comprar mil hectáreas. desamortizadas por cinco millones de reales. Gestionó los bienes artísticos subastados y se revolvió contra la propiedad de la Iglesia.
Sus barcazas navegaron el Canal de Castilla, pero censuró la gestión de la empresa nacional porque dañaba arrendar sus tierras ribereñas y su comercio privado. Fue buen hacendado. En su harinera La Flecha de Arroyo, la más capaz de Valladolid, molía mil fanegas/día. Innovó herramientas y cultivos. Estuvo en Juntas agrarias, fue Comisario regio inspector y Consejero Real de Agricultura, Industria y Comercio en 1848. Creó el Fomento de la cría caballar y levantó escuelas veterinarias. Perfeccionó escuelas de ingenieros, canales, montes y minas. Levantó la Escuela de Artes y Oficios en Béjar. Dirigió la Caja de Ahorros de Valladolid.
Centralista y doctrinario, presidió a los moderados, pero se opuso a toda revolución y censuró ideas y líderes del partido (Milicia, Gardoqui, Iglesia, Espartero regente, Mon …). Lo persiguieron y exiliaron tanto absolutistas como progresistas: Retiro en Sedano (1823), refugio en Santander (1852), exilio con Seoane a Francia (1853).
En 1820 fue secretario de las Milicias y defendió Burgos y Navarra. En 1823 en Madrid, Sevilla y Cádiz fue oficial de estado mayor para escoltar al rey. Pero criticó la Milicia en las Cortes y se enfrentó con el ministro de turno. Pasó al ejército constitucional para ascender a ingeniero militar. Los contratos de suministros militares favorecieron a su familia. Pero los absolutistas lo licenciaron en 1823. También lideró la guerra carlista y desactivó su ataque a Valladolid en 1836, pero asimismo la criticó en parte. El gobierno acabó sacándolo de la Milicia. Sobrevaloró la Corona al escoltar a Fernando VII y defender a Isabel II. Apoyó la soberanía compartida de la constitución doctrinaria de 1845. Aclamó a la reina como promotora del progreso y generosa mecenas del tren. Su sobrino Reynoso recibirá a la reina en 1858 con arcos efímeros llenos de Alfonsos e Isabeles gloria de España.
Subió los tres escalones del poder local, provincial y central, pero lo hizo con tensión. Fue alcalde de Valladolid dos veces, un mes en 1840 y cuatro en 1844. Apadrinó a Miguel Íscar. Pero la alcaldía de Reynoso fue corta y ausente, en lucha con concejales, arbitrios y deudas. En 1844 renunció a ser diputado para ser alcalde y luego dejó la alcaldía para ser parlamentario, o sea, subió y bajó el escalón concejil para alcanzar las Cortes.
Perteneció a la Diputación Provincial hasta presidirla en 1850. Otro escalón hacia el poder central. Gestionó la Junta de Gobierno de la provincia y vicepresidió la Junta provincial de Agricultura. Actuó en la Junta de Defensa, en la de Sanidad del cólera y en la Liga de Contribuyentes. Su mayor dedicación fue parlamentaria, en el Estamento de Procuradores de 1836, diputado en Cortes en cinco ocasiones (1837-46), secretario, vicepresidente y en comisiones económicas. Acabó senador vitalicio en 1847. Pero fue criticado por manejar clientelismo y caciquismo electoral en Villalón y Valladolid. Se opuso a la regencia del Conde-Duque Espartero en 1843. Se integró en la Junta provisional de gobierno de Valladolid y apoyó la reforma centralista de Narváez en la década moderada.
Como castellanista promovió el tren Alar-Santander. Es más importante que Bravo Murillo lo nombrara Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas y luego primer Ministro de Fomento de España (1851). El 20 de febrero de 1856 subastó la línea Madrid-Irún, con el Crédito Mobiliario y Talleres del Norte centralizados en Valladolid. Repicaron campanas, cohetes, antorchas y músicas en el consistorio y se dedicó la calle 20 de febrero. Pero los progresistas criticaron las concesiones ferroviarias, la sumisión de líneas a propiedades e inversiones familiares, el modelo radial de Madrid y la preferencia de Valladolid. Borraron el nombre de Reynoso dado a la calle Corredera de San Pablo. Pero pronto, en la visita de Isabel II (1858), su sobrino y diputado Reynoso enseñó al pueblo a cantar a la reina promotora del progreso de la ciudad con el Hércules de la Civilización y el Crédito Mobiliario.
Su cultura fue más científica que humanista. Vivió la Sociedad de Amigos del País, la Económica vallisoletana y el Liceo Artístico y Literario. Enseñó matemáticas y geografía en la Academia de la Concepción y presidió la Academia Provincial de Bellas Artes. Aprendió euskera y redactó un Diccionario de Vascuence. El guitarrista Saldoni le enseñó piano y baile en Madrid. Intervino en periódicos (El Eco del Comercio, Boletín Oficial de Valladolid, El Norte de Castilla) donde publicó artículos de campaña y crítica política. Escribió varios libros. Su excelente biblioteca sólo carecía de libros religiosos.
Fue caballero de la Orden de Carlos III y de Isabel la Católica. Reynoso apoyó el Reino de Ceres: Despegue harinero, financiero, ferroviario y urbanístico de Castilla y Valladolid. Pero tuvo cara y cruz, a veces se interesó por sí mismo y criticó las casillas moderadas. Benefició al Reino del Oso tanto o más que al de Ceres. Cosas del poder.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.