El último Consejo de Gobierno aprobó varias normas para empoderar al personal sanitario que lleva meses jugándose el tipo con el coronavirus y así prevenir y controlar mejor la pandemia. No se trata de que la doctora, el enfermero o el auxiliar tengan capacidad suficiente ... para esposar y mandar al trullo a quienes teniendo la obligación de estar confinados salen a la calle como si el asunto no fuera con ellos. Debe ser muy frustrante enterarse de que ese gilipollas al que el galeno ha recomendado que se quede en casa para no contagiar a otros, se pasa la sugerencia por el arco del triunfo, y sin poder hacer nada.
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Para resolverlo, el Gobierno regional faculta a los profesionales sanitarios del sistema público de salud para que puedan «efectuar u ordenar pruebas, investigaciones o exámenes» para comprobar el cumplimiento de la normativa, así como «prescribir aislamiento domiciliario de personas enfermas» o que deban pasar la cuarentena encerradas.
Llegados a este punto no me queda otro remedio que repetir lo que dije hace poco: aplaudo esta iniciativa de dotar de autoridad al personal sanitario, pero, además de eso, ¿no podrían dotarles de medios, pagarles mejor, evitar jornadas infernales y acabar con la precariedad laboral, que es lo que piden casi todos los que forman parte de él?
Por si acaso la Autoridad no lo ha entendido se lo resumo en cinco palabras: menos poder y más medios.
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