Un poco de decoro

¿Tiene idea esta gente, desde la más joven al más viejo, de lo que representa el parlamentarismo, de lo que ha costado, del decoro y la dignidad requeridos en tal escenario? Me repele hasta el presidente de la mesa de edad, mi paisano Agustín Zamarrón, no sé si en el papel de Valle Inclán o de su personaje Max Estrella. La política, como alguna vez hemos dicho aquí, tiene mucho de representación, señor Zamarrón, pero no es eso, no es eso. Pide perdón el doctor mirandés por no haber sabido formar gobierno, agacha la cabeza con gesto teatral, pero si leyera a Spinoza sabría que el único arrepentimiento válido es el suicidio. Suicidio político, no exageremos. Con no haberse presentado a la reelección, visto el fracaso, asunto concluido.

No ha de ser un Congreso democrático lugar de postureo ni gilipolleces. Nada hay más digno que la voluntad popular ni merece más respeto. Acatan por Snoopy, por Cataluña, por la España vaciada, por el planeta, por su tía Conchi... ¿Pero qué broma es esta, qué se han creído estos sujetos, que aquello es la taberna de su pueblo? Poco duró el anterior Congreso. No parece que vaya a durar en exceso el actual. Corremos el riesgo de confundir la democracia con estos parlamentarios pasajeros que no saben valorar lo que se les dio. Y acabar pensando, Dios nos libre, que no perdemos gran cosa si esto del parlamentarismo se va a la mierda, que parecería que es lo que buscan.