El pito del sereno

Los escupitajos que soltó en el pleno fueron tales que hasta su propio partido lo ha desautorizado. «No estoy en contra de que las mujeres tengan equipos de fútbol, simplemente que el rendimiento de un equipo de fútbol de hombres no es el de ninguna mujer», profirió. «A los hechos me consumo» (sic).

A nosotras sí que nos consumen los hechos. Nos consume la brecha salarial. Nos consume encontrarnos con empresas formadas en su mayor parte por mujeres, pero dirigidas íntegramente por hombres. Nos consume estar siempre en medio, entre el cuidado de nuestros hijos y el de nuestros padres, entre el suelo de cerámica de casa y el techo de cristal de la oficina, entre el artículo de la revista que nos anima a aceptarnos como somos y el que nos da las claves para adelgazar diez kilos en dos semanas.

Nos consumen los cromañones que no quieren que salgamos de la cueva, los listos que intentan capitalizar el feminismo para anotarse un tanto, los babosos que no entienden que no es no, los condescendientes que pretenden explicarnos nuestra propia vida. Pero, sobre todo, nos consumen los crímenes machistas: 1.082 víctimas desde 2003, año en el que comenzaron a contabilizarse las mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas. Luego nos preguntan que por qué estamos tan rabiosas.