Ómnibus
A la última ·
Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar cuándo España recuperó las libertades, así que quizá les interese saber que en la cocina de mi casa la democracia tardó mucho en llegarSecciones
Servicios
Destacamos
A la última ·
Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar cuándo España recuperó las libertades, así que quizá les interese saber que en la cocina de mi casa la democracia tardó mucho en llegarEstoy en contra de los decretos ómnibus al menos desde 1975, año en el que la diosa Flebitis derrocó heroicamente al dictador. Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar cuándo España recuperó las libertades, así que quizá les interese saber que a la ... cocina de mi casa la democracia tardó mucho en llegar.
En aquel lugar pequeño y escondido, al que se accedía por una puerta desde el vestíbulo, mi abuela, constituida en tribunal de orden público, imponía una autocracia severísima. Era una mujer de posguerra, dura, incluso fiera, capaz de darte un beso y una bofetada con diez segundos de separación. Bordaba las patatas con chorizo, que le salían sabrosas y espesas, pero en los demás guisos había contraído la manía de la cebolla y de ahí no se apeaba por más que le suplicáramos sus nietos. Sus lentejas, por ejemplo, eran unas lentejas ómnibus: llevaban patata, chorizo, tocino, pimiento y cebolla. Por decirlo en términos parlamentarios, nosotros, que éramos mayoría absoluta, apoyábamos fervientemente el chorizo y el tocino y estábamos dispuestos a negociar una abstención sobre las lentejas, pero la cebolla era nuestra línea roja, nuestro palacete parisino, una okupa desahuciable. Precursora de las más refinadas técnicas de la posverdad, mi abuela llegaba a jurar que no le había echado cebolla al guiso mientras nosotros íbamos apartando con la cuchara sospechosas planchas traslúcidas.
Jamás cedió; no sé si porque estaba muy convencida de la unidad ontológica de las lentejas ómnibus o porque no se le ponía en las narices dar su brazo a torcer y negociar cada ingrediente por separado. Me temo que, como en el caso que nos ocupa, pesaba más lo segundo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.