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Lo malo de los que se van de Twitter es que no todos se despiden discretamente, sino que por extrañas razones muchos se ven obligados a largarnos unas severas homilías de aliento épicoA la última ·
Lo malo de los que se van de Twitter es que no todos se despiden discretamente, sino que por extrañas razones muchos se ven obligados a largarnos unas severas homilías de aliento épicoMucha gente se está yendo de Twitter (los viejos lo seguimos llamando Twitter). Me parece bien. También me parece bien los que se quedan. Hay pocas cosas que me importen menos que las redes sociales, tal vez la liga noruega de curling. Una vez me ... abrí una cuenta en Facebook porque se extendió la idea de que uno no podía ser periodista de verdad si no estaba allí metido. Poco tiempo después llegué a la conclusión de que prefería seguir siendo un periodista de mentiras. Luego me di de alta en Twitter. Casi no intervengo y solo sigo perfiles que me resultan interesantes. Acabo de descubrir uno ('USSR pictures') que me tiene fascinado: todos los días alguien cuelga una imagen de la antigua Unión Soviética. El año pasado me metí en Instagram para controlar a mi hijo adolescente. En dieciséis meses, el cabrito solo ha subido la foto de un gato gordo. Supongo que maneja otras cuentas cuyas claves desconozco, como es natural.
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Lo malo de los que se van de Twitter es que no todos se despiden discretamente, sino que por extrañas razones muchos se ven obligados a largarnos unas severas homilías de aliento épico. El palicismo es el gran defecto de nuestra época, por encima incluso de la polarización. Hay demasiada gente enferma de importancia, sobre todo en mi gremio. Por fortuna, existe una cura para ese trastorno: basta con salir de las redes sociales y de las tertulias e irse a hacer reportajes por ahí. Un día, en un pueblecito, una señora me vio anotando cosas en la libreta y, escamada, me preguntó si era el del gas. Sonreí y le repliqué que era periodista. La señora me miró con ojos de madre, suspiró piadosamente y exclamó: «Ay, hijo, el caso es tener un trabajo. De lo que sea».
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