Miquel Iceta, exministro socialista y ahora embajador de España ante la Unesco.

Iceta en París

A LA ÚLTIMA ·

Los diplomáticos de carrera suelen molestarse mucho con estos nombramientos... Su amargura revela en el fondo un problema educativo

Pío García

Logroño

Martes, 2 de enero 2024, 00:33

Para mí, la noticia del año 2023 fue el nombramiento de Miquel Iceta como embajador de España ante la Unesco. Era un puesto que modestamente yo ambicionaba. Ya me llevé un chasco semejante hace años, cuando Mariano Rajoy decidió premiar a su exministro de Educación, ... José Ignacio Wert, con la embajada de España ante la OCDE, con sede también en París, ciudad a la que, por esos azares de la vida, acababa de trasladarse su novia. La gente criticó mucho aquel movimiento, pero a mí me pareció enternecedor. Bajo la áspera y barbada figura de Rajoy, prohombre de puro y casino provincial, se ocultaba en realidad un romántico que creía en París y creía en el amor. Ahí tenemos el argumento de una comedia musical aún por escribir, posiblemente titulada 'Reválida de pasión'.

Publicidad

Lo raro ahora es que, siendo ambos trabajos igualmente dignos, Iceta haya aceptado ser el embajador y no el que friega los suelos de la embajada. Como en su caso no podemos sospechar sombra alguna de clasismo, temo que sufra severos problemas de cervicales que le impidan pasar el aspirador. Si es así, solo podemos mandarle ánimos y desearle una pronta recuperación.

Los diplomáticos de carrera suelen molestarse mucho con estos nombramientos. Ellos se pasan años estudiando y aprendiendo idiomas para acabar de agregados comerciales en Tayikistán o en Zambia mientras que los puestos golosos, de palacete, champán y canapé, se los reparten políticos caducados. Su amargura revela en el fondo un problema educativo. En la asignatura de Valores Éticos deberíamos enseñar a los niños de la ESO la base de nuestro sistema: antes un amiguete que un profesional.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad